lunes, 14 de agosto de 2017

NO ERA



No era de nadie, no pertenecía a ningún lugar. Se sentía sola y abandonada a pesar de tener siempre una mano a la que estrechar. Estaba perdida dentro de una sociedad que no le correspondía, aunque sus habilidades sociales mostrasen lo contrario. Era diferente, pertenecía a otra época.  El bullicio de la ciudad provocaba estragos en su mente, el ruido de lo mundano disipaba su tranquilidad. Utilizaba la soledad para combatir la cruda realidad, esa que ennegrecía su armonía y apagaba su luz. A veces salía a la calle por socializar, para no parecer una loca que vive de utopías y habla del vacío de esta humanidad. Bebía para olvidar la desidia que le provocaba su mundo. Sus lágrimas caían cuando se avergonzaba por ser quien en realidad no era; no era una más, no era una persona absurda ni alguien ilógico, no era una descerebrada ni una persona apática, no era cruel, no carecía de sensatez ni tenía una lengua viperina, no era insensible ni estúpida, no era como ellos. Tan sólo estaba siendo lo que todos querían que fuese; un borrego más. Sin embargo, cuando se refugiaba en la soledad, cuando estaba sola y nadie la miraba, cuando se sentía libre para desnudar su alma, se deshacía de su máscara y sonreía ante el espejo, porque sólo en ese momento podía ser ella. No sabía de quién era, desconocía su procedencia, pero estando sola viajaba lejos buscando su lugar, buscando ese algo que llenase su vacío y dejase las falsedades atrás. No era ella cuando se socializaba, pero sí era ella cuando nadie la observaba.