sábado, 14 de noviembre de 2015

Todos somos París

Viernes 13 que hace honor a su dicha; noche de terror que supera a la ficción.

Una vez más la mano del hombre vuelve a desgarrar a centenas de almas de sus cuerpos rompiendo vidas y borrando esperanzas. Sin escrúpulos. Sin remordimientos. Sin humanidad. Simplemente maldad en estado puro. 
Hay personas que no están hechas para convivir, tan solo son títeres bajo los hilos de peces gordos que los manipulan desde pequeños para cometer atrocidades con la intención de ser la primera potencia mundial. Los terroristas solo son la cara visible de los auténticos psicópatas, esos mismos que calientan la silla de los gobiernos del primer mundo, los que tiran la piedra y esconden la mano. A esos habría que pedir las explicaciones pertinentes, pero qué más da, si nosotros pertenecemos al rebaño de los avariciosos ganaderos, creemos que somos libres y no nos damos cuenta de que estamos encerrados entre las vallas de la corrupción, la ignorancia y la depravación.
El mundo lleva años en guerra mientras EEUU y Europa permanecían como simples espectadores que de vez en cuando interactuaban con los participantes para perjudicarles y ayudarles con ánimo de lucro. Más petroleo. Más armas. Más estatus económico. En definitiva, más poder.
Ahora las criaturas creadas por los países primer mundistas se han revelado contra ellos, ¿o estamos ante una revelación provocada por sus creadores? Sea como fuere, la tercera guerra mundial está a las puertas y la Unión Europea siga haciendo oídos sordos, sin darse cuenta de que su mayor enemigo es el mismo que le tiende la mano.

Mi más sentido pésame para con mis compatriotas franceses, aquellos que han perdido la vida en vano y a todos sus familiares que ahora recogen los pedazos de sus corazones rotos.