miércoles, 30 de enero de 2013

Vida corta

Creces mientras otros envejecen. Maduras mientras otros se van. Miras hacia atrás y solo ves caras nuevas donde antes paseaban los que te vieron evolucionar. Solo quedan recuerdos de aquellos que se fueron y un espacio vacío que aún queda por ocupar. El mundo ha cambiado en treinta años y tú sigues en el mismo barrio que te vio por primera vez caminar. Son muchas las personas que faltan en tu calle y muchos rostros nuevos a los que has visto llegar. Sabe Dios a quién más dirás adiós y a quién darás la bienvenida a su nuevo hogar.
Ayer no eras nada más que un niño despreocupado que soñaba con volar y jugaba con su pelota vieja contra una pared sin pintar, y hoy mírate, eres una persona adulta con preocupaciones en la cabeza y un futuro por labrar. Sueñas con llegar a ser alguien importante en la vida, sueñas con poder viajar. Trabajas sin cesar para llegar a fin de mes pensando yermamente que el ascenso jamás te van a otorgar, crees que todo lo que hagas es inútil y te conformas con ser uno más en la sociedad. ¿Dónde quedó tu ambición?
Te estás haciendo mayor y los tuyos comienzan a envejecer a tu pesar; algunos se quedan y otros se van. Van surgiendo huecos en tu corazón que serán cubiertos por otro prójimo al que amar; tus hijos y tus nietos serán esa pieza a encajar. Nuevas caras formarán tu día a día; ellos verán como envejeces hasta que un día te vayas mientras una efigie nueva ocupará tu lugar y solo habrás sido un ser que un día vino y se fue sin más.
No te rindas, no es tarde para rectificar; puedes escribir una nueva historia y desarrollar un futuro más ejemplar. No seas complaciente ni conformista; elige el camino correcto y si no te gusta algo reemplázalo por otra cosa que te haga vibrar. Siéntete lleno y enorgullécete de tu pasado, pues los años que pasan no los podrás recuperar. Amigo mío, te espera una vida corta la cuál debes aprovechar. 

miércoles, 23 de enero de 2013

La mecánica del corazón

El corazón, símbolo indiscutible de los sentimientos, a pesar de no ser el órgano que gestiona las emociones como creían erróneamente nuestros antepasados.
Su mecánica es sencilla; bombear la sangre para mantenernos con vida. No obstante, la sociedad le ha adjudicado un segundo rol que no guarda ningún parecido con bases empíricas; representante del amor. Este renombre tiene su explicación; su latir cambia de ritmo cuando nos enamoramos, si acaso más acelerado, aumentando la temperatura de nuestro pecho y provocando una ardiente sensación en nuestro cuerpo.
A simple vista este título parece todo un honor para el caballero oscuro; goza de gran reputación, recortamos figuras de papel con su silueta en fechas románticas y es el objeto metafórico más ofrecido a la hora de declarar nuestra atracción a alguien, verbigracia, "te entrego mi corazón". Hasta aquí todo bien. La cosa se tuerce cuando desgraciadamente las relaciones de pareja no son fructíferas, es decir, nos percatamos de la cornamenta que llevamos en la cabeza, discutimos más que hablamos, pillamos una sospechosa infección en nuestras partes sin venir a cuento o simplemente la relación sexual es incompatible e inexistente. Seguidamente da comienzo la etapa en la que lloramos, moqueamos, nos encerramos en el cuarto, repetimos una y otra vez lo desgraciados que somos, ¿¡¡¡por qué a míííííí!!!? Amenazamos con tirarnos por un puente y, a continuación, convertimos al corazón en un ser biónico que ni siente ni padece. Ya no queremos saber nada de romances y optamos por un festín de sexo despechado y desenfrenado. Nos creemos invencibles y predicamos a los cuatro vientos que nuestro corazón está congelado y guardado bajo llave, la cuál hemos tirado por el retrete. Pero señores, este órgano tiene vida propia y en cuanto se nos cruza por en el camino otro individuo que nos vuelve a hacer el chichi pepsicola, el palpitar comienza a resonar en nuestros oídos y el ardor resurge en nuestro pecho. Un par de años de noviazgo (en ocasiones un par de semanas), nos casamos, tenemos hijos y comemos perdices...
Al final, ni destrozado ni mecánico, solo es un órgano más que tuvo el privilegio o el infortunio de ser confundido con el sistema límbico, zona del cerebro que gestiona las emociones, es decir, el amor.   

martes, 15 de enero de 2013

Café o té


Café, o su antagonismo, té, son dos recursos muy utilizados en el ámbito social, si bien se toman como excusa para conseguir una cita sin parecer desesperado, también se usan para convocar reuniones profesionales de manera informal, charlas a media tarde, como recurso en un país extranjero donde no sabes qué pedir o incluso para rellenar hueco en filmes cinematográficos y en escenas literarias.
Dependiendo de cuál de ellos tomes reflejarás un estilo de vida u otro. Mientras los que piden café mostrarán signos de una vida más ajetreada, activa, posiblemente esclava del tabaco y con los nervios a flor de piel, los que optan por el té parecerán vivir en un sosiego constante donde el aspecto bohemio y la naturaleza es parte fundamental de su bienestar. Claro que ambos se han convertido en hándicaps que la propia sociedad hemos creado.  
El uso de estas dos vertientes se ha visto incrementado en las últimas décadas desbancando a los míticos batidos de chocolate o a las diversas bebidas gaseosas. Asimismo, a medida que se van cumpliendo años este aumento va tomando mayor relevancia. Quizás se deba al significado que representan los mismos aportando en la persona que lo ofrece y/ o acepta un punto exclusivo de personalidad, madurez e independencia. Hay que destacar que dentro de estas dos modalidades de bebidas se encuentran una gran variedad de estilos con sus correspondientes propiedades. Ya no basta con pedir el mítico sombra o el conocidísimo té verde, ahora, para demostrar el carácter personal y la autonomía que se posee, se debe optar por tipos más exóticos como puede ser el café turco o el té de vainilla y canela con un chorro de leche y miel. Atrás quedaron la sencillez de una merienda acompañada por un colacao calentito y ese sándwich mixto cortado en diagonal.
Lo que está claro es que el café y el té está presente en todas culturas, en cualquier país los puedes tomar, eso sí, con diferentes nombres y formas, y por ello se han ganado el título de "las bebidas sociales no alcohólicas".    

martes, 8 de enero de 2013

La niña que llevo dentro


Sí, lo admito, tengo veinticuatro años y aún juego a la videoconsola, colecciono figuras de Lara Croft, veo dibujos animados y juego con mi primo de dos años, pero no por ello soy una persona infantil como pueden llegar a pensar muchos, simplemente soy versátil.

La niñez marca nuestro futuro como adultos; el ambiente, la sociedad, la cultura, el apego/ estructura familiar y la predisposición interna son pilares que decidirán nuestro carácter. Mientras nuestra mayor preocupación en esa etapa es aprobar los controles del colegio y/ o escuchar la campana para salir a jugar, nuestra personalidad va formándose y tomando unas ciertas características que se harán irrefutablemente visibles a la edad adulta. Unos desarrollarán más la aptitud de independencia y liderazgo mientras que otros trabajarán más la imaginación y rectitud. Al mismo tiempo que unos niños serán ineptos para los estudios pero precoces en las relaciones sociales, otros tendrán como objetivo ser el mejor de la clase y su infancia estará marcada por la obediencia y la responsabilidad. Cada infante tendrá unas metas subjetivas aunque no sean conscientes de este hecho, irán asentando poco a poco las bases de su distintivo que les llevará a un camino u otro de la vida. A pesar de las diferencias individuales en la temprana edad todos los niños tienen algo en común, la imaginación. Esta capacidad innata del ser humano facilita la diversión con cualquier tipo de entretenimiento (montar puzzles, jugar con muñecos, montar en bicicleta, colorear, dibujar, jugar al escondite, hacer pequeños teatros, imaginar aventuras), y por tanto, trabajan la memoria, la socialización e incluso la inteligencia, sin olvidarnos de la diversión.
Asimismo, destacar que estas pequeñas personitas son, en cierto modo, tremendamente sabias. Siempre hacen preguntas ingeniosas y coherentes y tienen respuestas muy realistas, ya que sus mentes permanecen puras y ajenas a las dificultades que componen la vida de un adulto, no comprenden porqué hacemos de un granito de arena toda una montaña de escombros, para ellos todo es mucho más sencillo.         
Hasta el día de hoy nunca he olvidado a la niña que fui, de hecho, siempre está conmigo ayudándome a evadirme de los malos pensamientos. También mejora mi empatía; soy capaz de comprender a la perfección tanto a un niño de cuatro años como a un adulto de setenta a la vez que lo paso genial con ambos. La niña que llevo dentro me hace ser inocente, me recuerda todos los días que la sonrisa jamás hay que perderla y que la inspiración seguirá en mí siempre que recuerde que tengo imaginación.

Cuando estés atravesando un mal momento escucha al niño que llevas dentro, quizás tenga él la respuesta.

viernes, 4 de enero de 2013

Este es nuestro año


Estoy optimista. El año pasado subí una entrada el día después de Noche Vieja en la que decía estar segura de que ese sería mi año, y así fue. Si el 2011 resultó para mí ser la transición hacia una mentalidad más optimista, el 2012 ha significado el asentamiento de una estabilidad emocional muy pronunciada. He conseguido borrar los resquicios de una vida pasada llena de pesimismo, he superado con creces una depresión que vivía muy arraigada en mi persona, me he alejado de ciertos individuos que me demostraron que no se merecían mi amistad, cambié el aspecto del blog y lo convertí en un rincón para venerar la positividad, y por supuesto, forjé mi personalidad dejando fluir todo lo que llevaba dentro. ¿Qué había en mi interior? Carácter, fuerza, sinceridad, comprensión, racionalidad, dureza, y sobre todo, inteligencia. Abrí mi mente hacia lo que para mí sería un mundo nuevo.
Fui valiente, muy valiente. Jamás me imaginé teniendo la mente tan vacía de males. Si hace dos años una vidente me hubiera dicho que en un tiempo record superaría todos mis pesares y que me convertiría en un ejemplo para muchas personas que atraviesan una época difícil, seguramente no la hubiera creído. No obstante, lo he vivido en mis propias carnes y puedo confirmar que sí, se puede cambiar con mucha paciencia y sacando lo mejor de uno mismo.

Hoy solo quería compartir con vosotros, mis queridos lectores, mi bienestar. Quiero haceros partícipe de mi desorbitado cambio, ya que habéis repercutido en él con vuestros comentarios llenos de apoyo y comprensión. Me habéis hecho una mujer más feliz y habéis logrado que siga escribiendo en Diario de una chica positiva.
Por todo ello, desearos un feliz 2013. Esta vez no diré que es mi año, sino que es el año de todos. Confío en que será una época mágica y llena de grandes sorpresas, simplemente pensad en positivo y conseguiréis todo lo que os propogáis. Recordad una vez más; no hay cosas imposibles sino poco probables. Si alguien os dice que no podéis conseguir algo desmotradles que se equivocan.

¿Por qué el parabrisas es más grande que el retrovisor? Porque el camino que aún queda por hacer es mucho más importante que el que dejas atrás.