miércoles, 27 de mayo de 2015

Expectativas

Llega un momento en la vida en que la realidad te golpea con tanta fuerza que no puedes evadirla y sólo te queda la opción de aceptar que tus expectativas son demasiado altas. Uno siempre piensa que con paciencia, esfuerzo y buenas energías tarde o temprano alcanzará sus metas, sin embargo, a veces esos objetivos se alejan y parecen convertirse en una quimera. Idealizamos nuestro futuro a corto o medio plazo; creemos que un día llegaremos al trabajo y nos sorprenderán con un contrato indefinido bien remunerado porque han sabido valorar nuestra magnífica labor. Pensamos que ese cruce de miradas con una persona atractiva significa algo, que quizás le atraigamos y esté pensando lo mismo que nosotros, ¿si le saludo sin motivo creerá que soy idiota? Nos imaginamos una relación perfecta con nuestra pareja donde ambos estamos trabajando y gracias a ello podemos permitirnos vivir en un pisito acogedor con vistas al mar y comenzar a planificar la boda y los hijos que vendrán después. Nos montamos la película; un largometraje que transmite felicidad en casa escena, un guion que hace una década era factible pero que a día de hoy es casi una utopía. No tenemos trabajo. Esa persona seguramente esté comprometida o ni hable nuestro idioma. Nuestra relación de pareja parece estancada en el pasado; siempre pensando en las mismas metas pero sin alcanzar ninguna y con más edad en el carnet de identidad. Uno pensando en el bien común para avanzar y el otro mientras tanto pensando en mariposas verdes. Sí, ya lo sé, nadie dijo que ser adulto fuera fácil, pero hace unos años era más llevadero. A pesar de haber nacido en esa generación a la que le han echado un mal de ojo, sigo pensando que mis expectativas no son demasiado altas, aunque el destino se empeñe en complicarme las cosas. Supongo que algún día la suerte llamará a mi puerta para quedarse, y no para visitarme por temporadas. Yo continuaré con mis sonrisa y expectativas.

sábado, 16 de mayo de 2015

No hables con extraños

Experimento social sobre el resultado de decir 'No hables con extraños'.

Un reportero americano llamado Joey Salads ha realizado un experimento social que muestra lo fácil que es secuestrar a un niño pequeño en un parque sin que las personas de alrededor se percaten de lo que está sucediendo.

El experimento es sencillo, el reportero se acerca acompañado de un perro a un niño/ a, seguidamente comienza a entablar conversación con el pequeño gracias a la mascota. El niño, embobado por el animal, confía en el adulto hasta el punto de... ¡Tenéis que ver el vídeo!

Este experimento quiere concienciar a los padres sobre la educación de sus hijos, demostrando así que no basta con decirles 'No hables con extraños', sino que hay que hablar más con ellos y explicarles los motivos por los que no deben de confiar en desconocidos. Este vídeo debería de circular por todas las redes sociales, y gracias al canal 'LaVozDelMuro', podemos compartirlo subtitulado en castellano.