sábado, 22 de agosto de 2015

Veintisiete veranos

Hoy sería un día corriente para mí de no significar el comienzo de una nueva edad en forma de veintisiete veranos. Y es que me he levantado de la cama con la sensación de que muy pronto veré hecho realidad esos proyectos en los que llevo trabajando tantos años. Tengo la sensación de que en un breve espacio de tiempo mi vida dará un giro de 360 grados... Todo para mejor, claro.
No me siento más mayor, ni siquiera me siento adulta. Para mí siempre seré esa niña que soñaba con ser mujer, una niña con una visión de futuro muy madura y realista. Quizás ese sea el motivo de mi rechazo hacia el matrimonio y la maternidad, no quiero perder mi inocencia e independencia, ni quiero sentir que mi etapa de juventud está finalizando. 
Tengo oficialmente veintisiete años, físicamente aparento diecinueve y mentalmente por cuestiones de estabilidad personal también me echan menos edad, algo de lo que me enorgullezco, ¡¿a quién no le gusta que le quiten años?! Así que seguiré con mi sonrisa de oreja a oreja y no me afectará los comentarios tales como "¡Qué vieja, pensaba que tenías menos!", "¡Se te va a pasar el arroz!", etcétera, etcétera. Yo soy feliz como soy y...
¡Feliz cumpleaños para mí!

domingo, 16 de agosto de 2015

Sueños premonitorios

Hacía tiempo que no me sucedía, de hecho, en los últimos meses apenas alcanzaba a recordar lo que había soñado. Sueños premonitorios. Si bien es cierto que no reflejan la realidad de una forma transparente y literal, sí que aciertan en cierta medida los acontecimientos a corto plazo que están por suceder. 
Esta semana he tenido dos sueños diferentes en dos noches consecutivas relacionados con tres personas de mi pasado con las cuales no mantenía el contacto desde hace un par de años. La historia de ambos sueños eran similares; los tres llegaban a mi casa a modo de visita por el día de mi cumpleaños con el propósito de acabar con la distancia y dejar atrás las rencillas provocadas por situaciones de envidia, desconfianza y por involucrarme demasiado en relaciones ajenas. No le di mayor importancia, lo interpreté como una señal de que los echaba de menos, o al menos la bonita amistad mantenida en aquellos años... hasta el momento en que todo se fraguó y yo decidí echarlos de mi vida para evitar males mayores. Cuál ha sido mi sorpresa estos dos días atrás cuando estando ajetreada en mi trabajo y atendiendo a varios clientes aparecen los sujetos en cuestión en dos noches diferentes, y para más inri, ambos vestidos con la misma ropa que en mis sueños y con el mismo temblante. No supe reaccionar y continué con mis tareas laborales, eso sí, dándole vueltas a lo sucedido y preguntándome; ¿por qué aparecen estas dos personas que me son indiferentes, y sin embargo, no aparece la tercera en discordia con la que también soñé y a la que deseo ver desde hace tiempo? Siendo positiva, y teniendo en cuenta de que faltan siete días para mi cumpleaños, quizás el domingo que viene me lleve una grata sorpresa y estos sueños medio premonitorios medio abstractos tomen una forma más realista.
Mientras tanto, me pregunto, ¿lo que he soñado me quiere decir algo? ¿He de actuar en consecuencia o dejarlo pasar como una mera anécdota? Siento que no puedo quedarme sentada sin hacer nada, algo en mi interior me dice que he de reaccionar, pero ¿por qué?

sábado, 1 de agosto de 2015

Mágico

Hace tiempo que no escribo, soy consciente, pero es por un buen motivo. Este último año ha sido mágico para mí, la vida me sonríe y me lo demuestra con salud, dinero y amor. No puedo quejarme en ninguno de los aspectos aunque siempre busco sacarles el mayor partido. 
El motivo por el que he dejado de lado la página es por la falta de tiempo; demasiado trabajo. Llego a casa a las dos de la madrugada, después de un día intenso en el mundo de la hostelería. Mis días libres ya no los utilizo para estar frente al ordenador, sino para disfrutarlos en compañía de mis seres queridos.
Hoy solo escribo para informaros de que estoy más que genial. Estoy feliz. Desconozco el momento en el que me regrese la inspiración o las ganas de expresar sentimientos a través de historias, porque a pesar de que hoy pueda tener tiempo para una sesión de literatura personal mi mente no está para pensar. Prefiero descansar, recuperar fuerzas y dar el cien por cien de mí en el trabajo.
Como nota, añadir que este sofocante calor me ha derretido las neuronas, y hasta que el termómetro de mi balcón no marque como mínimo veinticinco grados dudo que tenga fuerzas mentales para expresarme con claridad y originalidad. Mientras tanto, seguiré disfrutando de mi año mágico.