lunes, 27 de diciembre de 2010

Bisexualidad, ¿vicio o amor?



Qué decir de esta señora, ya la habéis oído, para ella la homosexualidad es aprendida debido a una carencia sexual con el otro sexo causada por la frustración de no poder ligar con un hombre si es mujer, o con una mujer si es hombre por lo que experimentan con su mismo sexo...
Si les resulta de por sí tan difícil ligar con personas del otro bando ¿no debería ser aún más difícil ligar con gente de su mismo sexo puesto que no lo van gritando por la calle?
En mi opinión, esto sólo es una estrategia más para insinuar lo que está bien y lo que está mal en esta sociedad y mostrar su lado creyente.


Me gustaría aprovechar este apartado para dejar claro mi pensamiento hacia las orientaciones sexuales o mejor dicho hacia el amor entre las personas.


Quiero empezar recordándoos como vivían la sexualidad en la Antigua Roma y en la Antigua Grecia. Antes de la llegada del cristianismo la bisexualidad, cuya palabra aún ni existía, estaba a la orden del día y voy a enumerar algunos de los hechos:
- Se celebraban fiestas que acababan en tríos y orgías.
- Los guerreros admiraban más la belleza de los hombres que la de las mujeres.
- Los guerreros cuando se iban a la guerra mantenían relaciones sexuales con sus compañeros e incluso llegaban a enamorarse.
- Cleopatra mantenía relaciones sexuales con sus doncellas.
- Los filósofos se acostaban con sus alumnos.
- Nuestra querida poetisa Safo también proclamaba a los cuatro vientos (en sus poemas) su amor hacia los hombres y hacia las mujeres.

En aquella época no existían las orientaciones sexuales ni la homofobia, porque la sexualidad y el amor entre personas se veía como algo natural, pero llegó el cristianismo y otras religiones junto con sus devotos y la mentalidad hacia la sexualidad cambió por completo; tuvo tanta repercusión la religión y sobretodo la propia iglesia que inculcaron en la mente de los ciudadanos que el sexo era repulsivo y más si se hacía con personas del mismo género... y así ha seguido hasta nuestros días.

En mi opinión, lo reconozcamos o no, nacemos con la capacidad de amar a cualquier persona sea hombre o mujer, pero la sociedad nos inculca desde que tenemos uso de razón que lo normal, estar con una persona del sexo opuesto con el fin de procrear, claro que no explican por qué hay parejas de animales del mismo sexo, como es el caso de los pingüinos, cisnes, caballitos de mar y otros que permanecen juntos durante toda su vida a pesar de no dejar descendencia... Y ahora reflexionad.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Ahora sé quien soy

Hoy tranquila y sumisa escribo palabras que denotan esperanza, valentía, sosiego, un sin fin de calificativos que forman la nueva emoción que irrumpe en mi interior. Aún no sé definirla con exactitud pues es demasiado precipitado adjudicarle una etiqueta en estos momentos y prefiero dejarme llevar sintiéndola sin miedo. Este sentimiento es tan contradictorio a todos los que he experimentado anteriormente que me hace replantear mi forma de llevar la vida, fruto de ello son las ganas de vivir que presento estos días.
No recuerdo el porqué de mi antigua tristeza, no tenía motivos fructíferos para fabricar lágrimas de cristal, sin embargo, ella se convirtió en mi mejor aliada, quizás para llenar la soledad en la que me veía envuelta o tal vez porque necesitaba sentir algo, necesitaba sentir que seguía viva en ese mundo del que me rodeé sin expectativas; pero...¡Basta de melancolías!
Me quité la venda de los ojos que me mantenía a oscuras en este lugar tan maravilloso, al fin el cubo salió del pozo para llevar el agua a la realidad y poder regar las cosas que pasaban desapercibidas ante mis propias narices.
Ahora sé quien soy y puedo ser, ahora y más que nunca quiero luchar contra esos muros de algodón que me impedían ver más allá de mis fantasías. Ahora respiro sin tragar agujas, tan simple como cerrar los ojos y disfrutar de la esencia que me da los cinco sentidos: la brisa marina en mi piel, el calor del sol en mis mejillas, el olor a jazmín, el roce de una mariposa en mi pelo y la visión de la belleza de las buenas personas. Y es así como me doy cuenta de que soy feliz, que no tenía ningún motivo por el que llorar y lo único de lo que carecía era de la capacidad de disfrutar de todo lo que tenía y podía llegar a tener, pero que a su vez no conseguía obtener debido a mi sobrevaloración de esas pequeñas desavenencias que nos dan la experiencia y la madurez como personas. Ahora siento que quiero
reír, saltar, gritar, soñar, cumplir, amar, correr, abrazar, gozar, trabajar, en definitiva, quiero aprender a vivir.

El miedo, la incertidumbre, el caos, la decepción, la tristeza, son emociones que van quedando arraigadas en mi subconsciente para dejar paso a esta nueva emoción que forjará mi camino hacia un futuro más emprendedor lleno de ambición, buenos momentos y la satisfacción de haber aprovechado mi vida.