miércoles, 11 de agosto de 2010

Carta de esperanza - Querida Soñada


Soledad Sin Calzada
  C/ Buscándola, sin número


En algún sitio, algún lugar, a 11 de Agosto de 2010


Querida Soñada te busco pero no te encuentro, ¿dónde estás?


Y he aquí yo, hundiendo mis pies sobre la arena húmeda de la orilla empapados por la espuma que consigue llegar hasta ellos, iluminada por la luna y las estrellas que dibujan sombras en mi cuerpo, que dibujan mi alma. He aquí yo acompañada por la brisa marina, un cuaderno y un lápiz medio usados que utilizo para escribirte aunque no sé tu dirección, ni tan siquiera sé si existes pues aún no te he conocido, pero confío en que esta botella de cristal que arrojaré al mar resista las duras olas y llegue a tu destino.

He paseado incansablemente en tu búsqueda. He recorrido asfaltos, tierras verdes, suelos arenosos pero no te encontré. Sé que estás en algún sitio, en algún lugar que se escapa a mi entender que quizás pasó desapercibido y no supe apreciar.
Te veo todas las noches, siempre el mismo sueño, el mismo despertar, la sensación de que estás más cerca de lo que pienso pero no sé dónde buscar. Tu figura se va dilucidando en cada sueño en que apareces, más hermosa, más parsimoniosa , más colosal. Registro mis armarios, miro debajo de las mesas, recorro las calles, me pierdo en paisajes pero no te encuentro. A medida que pasan los días te conviertes para mí en un tesoro cada vez más valioso que he de obtener. ¿Dónde estás? Necesito tenerte.

He agotado mis fuerzas. He olvidado disfrutar de todo lo que me rodeaba. No hago nada más que pensar en ti, hablar de ti. He acabado perdiendo a mis seres queridos y viviendo en soledad y todo por ti, porque no eres producto de imaginación, lo sé.
Este es mi último sitio, mi último lugar, la playa. Aquí termino mi búsqueda incesante, la última oportunidad de poder encontrarte. Me levanto y sumerjo mis pies en las frías aguas sintiendo cada grano de arena que parecen masajear mis entrañas. Miro el cielo negro y se iluminan de estrellas mis pupilas; Contemplo la gran luna llena reflejada en el mar, un gran círculo amarillo que me transmite paz; Cierro los ojos, respiro profundamente y te siento. Silencio. Serenidad. Armonía. Esperanza; En definitiva, felicidad. ¡Eso es! ¡Al fin te licité ! Tanto tiempo buscándote que olvidé lo más importante, escucharte.
Tan sólo necesitaba callar y sentir en algún sitio, algún lugar.

Soledad Sin Calzada