No era de nadie pero sentía que
pertenecía a todos. Libre de pensamientos pero esclavizado era su cuerpo. Ser
de nadie y pertenecer a todos mataba sus sueños de marcar la diferencia entre
tanto sediento de poder y de éxito. Quería volar sola, vivir aventuras locas a
cualquier precio; arriesgaba su vida para demostrarle al mundo que no era de
ellos, que nadie podía frenar sus anhelos y deseos, que nadie podía impedir la
madurez de su ego. Odiaba sentirse atada y luchaba con rebeldía para
desprenderse de las cadenas que la mantenían prisionera en un aburrido cuento.
Ella no quería ser una princesa protegida por altos y robustos cimientos, ella
deseaba ser una guerrera y coleccionar cicatrices de buenos momentos y duros recuerdos.
La gente políticamente correcta le provocaba bostezos, ella buscaba algo más,
más que personas encerradas en un cuento de hadas, mucho más que eso, buscaba algo
que la hiciera sentir viva, que llenara el vacío que acumulaba por dentro. No
quería ser de nadie pero a su vez necesitaba de alguien que la ayudara a
escapar de su rutina tediosa y le otorgara un nuevo aliento. No le importaba la
etnia ni el sexo, le daba igual su estatus social y económico, le era
indiferente si era un delincuente, un drogado, un anarquista o un panadero, un
ladrón de bancos o un agricultor maltrecho, un mentiroso compulsivo o niño
indefenso. Quería personas reales, diferentes, bizarras, que la liberasen de su
constante tedio. Por eso, no quería ser de nadie pero pertenecía a todos.
No hay comentarios :
Publicar un comentario