Mientras esperaba que los rayos
de sol entraran por las rejillas de mi persiana seguía viviendo aventuras
inverosímiles en el mundo de los sueños y las pesadillas. Durante un instante
fui un honorable caballero de armadura dorada en busca de su amada, hasta que
sobre mi caballo blanco crucé el puente para entrar al castillo y me convertí
en un personaje de videojuegos. Ahora apenas medía un metro veinte y mi piel de
escamas verdosas se cubría, era un pequeño dragoncito que debía saltar de
columna en columna para salvar a su bella reina, una dragona rosa de escamas
plateadas. Tuve que enfrentarme con un gran robot metálico y cuando éste fue
destruido salí ipso facto de la pantalla de la televisión para recuperar mi
efigie natural.
Ahora era un butanero. Trajeado con pantalones grises y una camisa naranja trasportaba sobre mis hombros dos bombonas de butano para entregárselas a una señora de esbelta figura que subiéndose delicadamente el picardías de seda que tapaba sus apreciadas nalgas se insinuaba ante mi persona. Evidentemente no me resistí, sucumbí a sus encantos y me abalancé sobre ella como el cazador a su presa. La besé con intensidad y arrime mi entrepierna a sus caderas, estaba apunto del clímax. De repente, un estruendo interrumpió el tórrido momento; giré la vista hacia la ventana y en lo más alto de una torre rodeado de suciedad y ratas prisionero me encontraba. El desasosiego me superó; quise saltar al vacío para escapar de allí, entonces regresé a la vigilia.
Ahora era un butanero. Trajeado con pantalones grises y una camisa naranja trasportaba sobre mis hombros dos bombonas de butano para entregárselas a una señora de esbelta figura que subiéndose delicadamente el picardías de seda que tapaba sus apreciadas nalgas se insinuaba ante mi persona. Evidentemente no me resistí, sucumbí a sus encantos y me abalancé sobre ella como el cazador a su presa. La besé con intensidad y arrime mi entrepierna a sus caderas, estaba apunto del clímax. De repente, un estruendo interrumpió el tórrido momento; giré la vista hacia la ventana y en lo más alto de una torre rodeado de suciedad y ratas prisionero me encontraba. El desasosiego me superó; quise saltar al vacío para escapar de allí, entonces regresé a la vigilia.
Debían haber pasado tan sólo
cinco minutos desde que conseguí dormir un poco, pues aún no había amanecido.
Todo negro a mi alrededor, un mutismo aterrador y demasiado calor. Comenzaba a
agobiarme. ¿Sería este mes de Agosto que no me permitía dormir del tirón? Mis
párpados sudaban y mi cuerpo se había fundido en las sábanas como si fuera
hierro en llamas. Daba vueltas en la cama sin espacio suficiente para encontrar
un rincón fresco, la ansiedad me desvelaba y mi mirada al techo se dibujaba.
Esperando al
amanecer mi mente, junto con su gran sapiencia (y no peco de vanidad), se puso
a pensar, a imaginar, a crear. Comenzó a diseñar un mundo ideal, ya que a lo
largo de mis veinticinco años de vida no había conseguido ser feliz, sólo
lágrimas resumían la trayectoria del paso de mis días. Imaginé ser el
protagonista de una novela épica que en sus andanzas jamás moriría, ganaría
batallas y de honores me colmarían, conocería al amor de mi vida y con ella
cinco hijos tendría, dos niños y dos niñas, preciosos como su madre e
inteligentes como su padre. Imaginé que viviría hasta los ciento cinco años y
que vería nacer a mis tataranietos y morir a mis hijos, sería un hombre fuerte
que fallecería de vejez con la cabeza bien alta, orgulloso por su legado y su
mandato.
También me imaginé siendo un auténtico vividor del siglo XIX, o lo que es lo mismo, un completo Don Juan; viviría al puro estilo de Edgar Allan Poe, fumando opio, yendo de putas y drogándome hasta la saciedad, eso sí, sin perjudicar a nadie. Viviría mi vida al límite, tendría algún negocio fructífero y sentaría la cabeza a los cuarenta años de edad para luego morir con cincuenta y seis pero satisfecho con todo mi recorrido vivido.
También me imaginé siendo un auténtico vividor del siglo XIX, o lo que es lo mismo, un completo Don Juan; viviría al puro estilo de Edgar Allan Poe, fumando opio, yendo de putas y drogándome hasta la saciedad, eso sí, sin perjudicar a nadie. Viviría mi vida al límite, tendría algún negocio fructífero y sentaría la cabeza a los cuarenta años de edad para luego morir con cincuenta y seis pero satisfecho con todo mi recorrido vivido.
¡Buff! Seguía sin conciliar el sueño. La ausencia de claridad y el tic tac de mi reloj de
muñeca me estaban matando de hastío. ¡Qué se haga de día YA! Las horas se
demoraban demasiado y mi paciencia se había agotado. Era hora de levantarse del
nidito de amor y hacer algo productivo, por ejemplo, pintar un lienzo o sacar a
pasear al perro. Cuál fue mi sorpresa que cuando intenté incorporarme mi cabeza
chocó contra algo, mis brazos no tenían espacio para alcanzar el interruptor de
la luz y no podía girar mi cuerpo pues el reducido espacio de donde quisiera
que estaba no me lo permitía. No encontraba la salida; me atinaba encerrado,
tapiado, enclaustrado.
Comencé a palpar con mis manos los cuatro muros de los que me veía rodeado. Madera de pino, fría como un témpano y lisa como los voluptuosos glúteos de mi última pareja. Las sábanas eran muy suaves y bastante acolchadas, de ellas sobresalían unos pequeños bultos, seguramente los botones de las costuras. En un lateral noté el frío metal de lo que parecía ser una bisagra bien cerrada. ¡Me habían enterrado vivo! ¿Por qué? Quizás sufrí un ataque de catalepsia y no se percataron para mi desgracia de ese problema, o puede que mi depresión me aislara tanto de la realidad que provocó que mi alma abandonara mi cuerpo prematuramente. Dejé escapar mis juventud y no le di una oportunidad a mi futuro. ¡Socorro! ¿Hay alguien ahí? ¡Ayuda! No quería morir, de esa forma no. Intenté abrir el ataúd con la punta de mis pies y los nudillos de mis puños, pero todo fue en vano. Dejé clavadas mis uñas en la dura madera, la sangre salía a borbotones de mis dedos, los huesos de mis manos se partieron y el ambiente tosco comenzaba a dejarme sin aliento. Vociferé durante horas, quizá días. Mi cuerpo se debilitó. Grité. Lloré. Supliqué. Imploré. Hasta hice un pacto con el diablo pero de nada sirvió. Me rendí. Mis ojos llenos de tristeza exhalaron su último adiós y esperando al amanecer nunca se cerraron.
Comencé a palpar con mis manos los cuatro muros de los que me veía rodeado. Madera de pino, fría como un témpano y lisa como los voluptuosos glúteos de mi última pareja. Las sábanas eran muy suaves y bastante acolchadas, de ellas sobresalían unos pequeños bultos, seguramente los botones de las costuras. En un lateral noté el frío metal de lo que parecía ser una bisagra bien cerrada. ¡Me habían enterrado vivo! ¿Por qué? Quizás sufrí un ataque de catalepsia y no se percataron para mi desgracia de ese problema, o puede que mi depresión me aislara tanto de la realidad que provocó que mi alma abandonara mi cuerpo prematuramente. Dejé escapar mis juventud y no le di una oportunidad a mi futuro. ¡Socorro! ¿Hay alguien ahí? ¡Ayuda! No quería morir, de esa forma no. Intenté abrir el ataúd con la punta de mis pies y los nudillos de mis puños, pero todo fue en vano. Dejé clavadas mis uñas en la dura madera, la sangre salía a borbotones de mis dedos, los huesos de mis manos se partieron y el ambiente tosco comenzaba a dejarme sin aliento. Vociferé durante horas, quizá días. Mi cuerpo se debilitó. Grité. Lloré. Supliqué. Imploré. Hasta hice un pacto con el diablo pero de nada sirvió. Me rendí. Mis ojos llenos de tristeza exhalaron su último adiós y esperando al amanecer nunca se cerraron.
muy bueno
ResponderEliminarun cuentazo
No sabes cuanto me alegro de que me invitaras a conocer tu blog, me ha encantado esta historia y ahora mismo me voy a poner a curiosear otras entradas ^^
ResponderEliminarUn besito, me uno al blog, por supuesto.
Ha sido todo un placer Ebole.
EliminarY gracias a ti por pasar un tiempo en mi blog y tomarte la molestia de leer algunas entradas. Gracias de corazón.
Gracias por pasarte y dejar opinión ;)
ResponderEliminardesde luego que te sigo (:
Menuda historia
ResponderEliminarMe encanta, enhorabuena^^
Mi blog es un algo diferente al tuyo, con un poco de todo
¿Podrías pasarte?:)
http://miutopiainalcanzable.blogspot.com
Buen fin de semana!!
Muy bonito tu blog :) Me encantó. Te sigo, me seguís vos también? Un beso.
ResponderEliminar[ http://creoentualma.blogspot.com.ar/ ]
Hola Melodi, a bordo de mi Somorgujo Asombrado vine volando luego de leer tu comentario en mi blog, gracias por la visita la cual retribuyo y dejo mi huella para no perder el camino de regreso para seguir leyendo tan buena pluma. Excelente relato, llevado por sitios no imaginados y un final no esperado. Me gustó, desde ya te sigo.
ResponderEliminarUn gran saludo.
Y a mí me encantó tu comentario sublíme, denotas gran inteligencia y gran lavia en tus palabras.
EliminarGracias por valorar mi relato positivamente, eso mismo es lo que hace que nunca pierda la motivación para seguir escribiendo y optando a ser una buena escritora en un futuro.
Hola, llegue desde el blog de Isabel Barcelo, y vaya cuentito que te traes, como para dormir tranquilo en la noche, eh? en cuanto a que los optimismtas tambien lloran, si es verdad, lo que no se suelta se pudre dentro que es peor.
ResponderEliminarBuenas noches Alejandra, me alegro de que la casualidad o el destino (lo que prefieras de los dos) te haya enviado hasta mi pequeño mundo de optimismo y fantasía.
EliminarGracias por tu comentario y por dejar tu huellita ;)
Vaya no me imaginaba... Desde el titulo del blog no.
ResponderEliminarPero me gusta como cuentas.
un beso
Perdón entre desde un blog al que ya voy poco.
ResponderEliminarVaya no me imaginaba... Desde el titulo del blog no.
Pero me gusta como cuentas.
un beso
Hola Erik, no pasa nada, lo que cuenta es que hayas topado con mi blog y te hayas tomado la molestia de pasar un par de minutos en él.
EliminarSí, el título de mi blog engloba gran parte del contenido del mismo, pero no olvidemos que también me gusta escribir microrrelatos, poemas, fábulas, etc... No me gusta quedarme anclada únicamente en textos, opiniones e historias que hablen sobre la positividad desde un punto psicológico y desde la experiencia, también hay un momento para escribir cuentos ficticios que entretengan al lector.
Gracias por tu visita ;)
Verdaderamente se le quitan a una las ganas de dormir... y las de estar en vigilia. El miedo a ser enterrado vivo es una de las obsesiones más angustiosas. Saludos cordiales.
ResponderEliminarBuenaaaas
ResponderEliminarespero que publiques pronto!
Pasate por mis blogs.
Besos
Ser enterrado vivo.... eso es el miedo que constantemente pasa por la mente de las personas.
el subconsciente es algo muy loco, yo siempre sueño con mis amigos :)
ResponderEliminarte gustaria leer un poco de mi blog? es completamente opuesto al tuyo, yo que se, es interesante leer las cosas que piensa la gente por mas que no sea lo que uno siente. te dejo el link
http://1ano1nimo1.blogspot.com.ar/
Hola:
ResponderEliminarLlegué hasta tu blog a través de un comentario tuyo en otro espacio.
Me gustó lo que haces, con tu permiso, voy a seguirte.
Te invito a pasar por mi blog, sólo tienes que cliquear sobre mi nick.
Un abrazo.
HD
Buenas noches Humberto.
EliminarMe gusta que el destino te haya traído aquí, y me alegro que haya sido de tu agrado.
Gracias por tu visita.
Que real me ha parecido hasta el último párrafo, este me ha parecido inesperado y de una gran imaginación. Me relaciono bastante en cuanto a lo de dar vueltas en la cama no dormirme e inventarme paraísos paralelos y luego buscar algo productivo para empezar el día sin que amanezca. Gracias por dejarme este blog en el mío me ha encantado leerte y te sigo.
ResponderEliminarBesos
Gracias a ti por haber optado en pasarte por mi blog y dejar tu seña de identidad en él. Me agrada mucho que te haya gustado.
EliminarGracias de corazón por apreciar mi forma de escribir.
Un saludo, M.
Y es que a veces no se necesita estar "encerrado" para estar encerrado y muerto en vida.
ResponderEliminarEncantada de leerte y conocerte.
Saludos desde Perú!
¡Un gusto leerte! Qué temor ser enterrado vivo, creo que más que la misma muerte. Uno a veces piensa si se podrá despedir o no, en fin un buen tema, me gustó mucho tu post.
ResponderEliminarUn beso grande, Lou
Buenas tardes Lourdes.
EliminarMe alegro verte de nuevo por aquí y me alegra que haya sido de tu agrado este relato.
Un abrazo Lou.