jueves, 28 de abril de 2016

FUEGO

Quemando mis entrañas con el fervor de tu respiración exhalé tan fuerte que caí a tus pies en un mar de sudor. No pretendía desmayarme, las fuerzas me fallaron, mi mente entró en éxtasis y mi cuerpo desvaneció. Soñé, descansé, desperté y me volví a levantar con el mismo furor que la noche anterior. Estaba enganchada a tu olor, atrapada por tus caricias y secuestrada por tu voz. No era yo, una fiera indomable había surgido en mi interior. Una vez más volví a clavar mis uñas en tu espalda y mis colmillos en tu cuello sintiendo tu intenso dolor. Tu sangre recorría mis manos y mi boca se manchó con tu sabor. Drogas, sexo y alcohol, hermosa depravación. Un sucio juego de dos. Tic, tac. El reloj avisó. Perdimos la noción del tiempo. La noche cayó. Agotada sucumbí entre las mojadas sábanas de algodón. Era fuego lo que habíamos creado tú y yo en aquella fría y solitaria habitación.      

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