domingo, 16 de marzo de 2014

Carta de amor - A mi amado

A LA ATT. DE AQUÉL QUE ME LO ARREBATÓ TODO 
C/ Santa Victoria, 
nº 33, Bloque 7, S/N 

A ti, que me lo prometiste todo y me arrebataste el alma. 

Me partiste el corazón en mil pedazos. Escupiste a mi confianza e insultaste mi inteligencia. Me llamaste egoísta y reprochaste mi independencia. Querías una mujer sumisa que obedeciera todas tus órdenes dentro y fuera de la cama. Me tratabas como si fuese una marioneta a la cuál controlar en cada momento, una muñeca frágil que no tiene ni voz ni voto. Deseabas anularme por completo y hacerme sentir que sin ti no valía nada, que después de ti sólo encontraría soledad e ignorancia, que no sería capaz de ser amada por otra persona. Según tú, quién iba a fijarse en mí, en una mujer que no valía ni para ser intercambiada por un camello. Me hiciste sentir la persona más desdichada. Tus crueles palabras lograron que dudara de mis capacidades anulando cualquier resquicio de autoestima aguantaba arraigada en lo más profundo de mi alma. Te sentías orgulloso del poder que ejercías sobre mí, sin embrago, te frustraba que no hiciera nada, que permaneciera callada en aquella butaca. 
Llegué a tener miedo de llevarte la contraria, o incluso de intervenir en las conversaciones que surgían en nuestro grupo de amigos. Sólo podía opinar cuando estaba segura de que la respuesta sería la correcta para ti, pero nunca lo era. Todo lo hacía mal. No importaba la decisión que tomase; hiciese que lo hiciese te hacía enfadar. Si te llamaba decías que te agobiaba, pero si optaba por no llamarte decías que me estaba alejando de ti. Si te felicitaba en San Valentín decías que no te hacía sentir especial porque todo el mundo celebraba ese día tan comercial, y si no te felicitaba decías que no tenía vergüenza. Si te regalaba algo por tu cumpleaños no lo apreciabas porque decías que un detalle no se da únicamente por cumplir años, sin embargo, si no te regalaba nada me lo echabas en cara porque pensabas que me había olvidado. Si es que daba igual, yo en sí te hacía enfurecer. Llegué a creer que era mi culpa, que sólo pensaba en mí y que por ello no me daba cuenta de mis errores, que quizás estaba rodeada por un halo de egoísmo que no me permitía ver lo que estaba haciendo mal en nuestra relación. Llegué a pensar que tenías razón, que después de ti ningún hombre me iba a amar, porque quién se iba a fijar en una persona avara que carece de cualquier habilidad y/ o aptitud de la cuál enorgullecerse. ¡Nadie iba a querer estar conmigo! Es por eso que aguanté todos tus improperios, cada una de tus patadas, cada mordisco en la espalda, cada empujón contra la pared, en resumidas cuentas, todas las vejaciones a las que me sometiste. 

Ahora heme aquí, arrodillada ante ti implorando perdón, inundando de lágrimas este frío salón que ha sido testigo de las eternas palizas que mi cuerpo y mi alma han sufrido a manos de mi amado, a manos de la persona que me encandiló con cartas de amor, a manos del hombre que me arrebató la inocencia. A manos de ti. 
Y tengo miedo, jamás pensé que llegaría hasta esta situación. Yo, que siempre fui una persona dulce que soñaba con su príncipe azul. Tú, que llegaste a mi vida prometiéndome la luna. Nada hacía prever este trágico final. Yo no quería, pero tú me obligaste. Y aquí me hallo, liberada de tu mandato, liberada del calvario al que me has sometido durante estos veinte largos años. 

Tuve que hacerlo; mi cuerpo no aguantaba más cicatrices y mi alma no soportaba romperse en más pedazos. Era tú o yo, el mal o el bien, y esta vez decidí. Escogí por primera vez una opción egoísta, puse por delante mi bienestar. Puse fin a tu vida. A veces no somos conscientes de que nuestra existencia pende de un hilo; un día puedes estar haciendo la labor más insignificante y a los cinco segundos morir sin más. Te pillé distraído gozando con otra, fue la gota que colmó el vaso. Y la plancha estaba ahí, esperando a ser utilizada... De repente, todo se tornó de rojo y el silencio invadió la habitación. Y sí, ahora me arrodillo ante tu efigie sin aliento e imploro el perdón de Dios, porque aunque me encierren entre rejas seré libre como persona. 

A ti, que fuiste mi amado, hoy te digo adiós. 
Fdo: Victoria

18 comentarios :

  1. Un relato escalofriante, creo que no has dejado por describir ninguna maldad machista, aunque generalmente el trágico final suele ser distinto.
    Es inconcebible que en el siglo XXI existan esos personajes tan nefastos y que tanto daño hacen a sus parejas.
    Un abrazo.

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    1. Buenas tardes amigo mío.

      Sí, en esta ocasión me apetecía escribir sobre un tema que siempre ha estado presente en la vida de muchas mujeres, pero quería darle un toque positivo para las mismas.
      Te mando otro abrazo Fraile.

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  2. Los síntomas se manifiestan en el noviazgo, si ella no huyo en esa ocasión la culpa es de ella. La biblia dice que cuando alguien nos hace un daño, la culpa es del otro, pero si vuelve a hacernos otro daño la culpa es de uno. Saludos

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    1. Sí, eso dice la biblia, es lo que pienso yo. Pero he vivido de cerca esta situación por una amiga mía la cuál era maltratada psicológicamente (y a veces incluso físicamente) por su pareja y ella no lo reconocía, a pesar de yo decirle las cosas muy claras, de hecho, por ese mismo motivo se distanció de mí y se refugió más aún en su pareja... Hay personas que no quieren admitir la realidad. y prefieren vivir en una mentira.

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  3. Pues me parece tan demencial lo uno como lo otro, siento discrepar con la mayoria. Porque entonces... todos los hombres que sufren vejaciones de sus mujeres (que son muchos tambien, solo que lo llevan en silencio, porque o es una vergüenza admitirlo, o no se les toma en serio, o simplemente esta mejor visto) deberian tomarse la justicia por su mano.
    Si te maltratan vete de su lado, diria alguna y alguno. Pues digo lo mismo en este caso. Si te maltrata largate.

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    1. Yo le dije a mi amiga simplemente: ROMPE CON TU PAREJA Y DENÚNCIALA! ... No me hizo caso y al final la pareja fue quien rompió con ella pero, sin embargo, seguía acosándola y amenazándola...

      Obviamente, este es un relato ficticio, y quise darle un final feliz a la protagonista. También quería ver la reacción de los lectores al ver que en lugar de acabar asesinada era ella la que acaba asesinando a su maltratador.

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  4. me parece muy especial esto que escribiste, miré los comentarios y tienen mucha razón. Un beso y sigue escribiendo

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  5. y no es que esté de acuerdo con matar, pero luego de tantos sacrificios... yo lo mato! jajaja

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    1. Buenos días Alex River.

      Me gusta causar polémica y debate. Como has podido comprobar, quise darle un final apoteósico que nunca suele suceder en la vida real. ¿Por qué? Porque muchas mujeres a pesar de divorciarse y tener denuncias interpuestas a sus exparejas, al final acaban asesinadas... Quise mostrar con este relato/ carta que a veces hay que cortar por lo sano y mirar únicamente por uno mismo.

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  6. En mucha ocasiones carecemos de la empatía para con la otra persona y creo que es difícil juzgar una actitud desde el desconocimiento.
    Creo que has logrado un relato muy cercano y aproximarnos a esa otra. realidad

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    1. Muchas gracias Pilar, quise darle un toque heroico al relato, y darle la vuelta a la tortilla.

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  7. Madre mía...
    Que dura, pero que ciertísima la última frase...
    "porque aunque me encierren entre rejas, seré libre como persona".
    El maltrato, hay que ver lo que puede llegar a anular a la otra persona, que le haga pensar que no vale... Cuando en realidad no es así.
    Es escalofriante que estas cosas ocurran.

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    1. Escalofriante, pero es como el oficio más antiguo... Siempre ha ocurrido y siempre ocurrirá; la raza humana somos la única especie que nos automaltratamos, y no dudo de que algún día extingamos nuestra propia raza.

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  8. Jajajaja, Q tal mi yugurina, por desgracia tu relato ficticio, es tan real como la vida misma, y tu lo has descrito con tu amiga, la reacción de esta es la normal, distanciarse de la amiga que quiere abrirle los ojos, no se lo tomes a mal, estas personas solo se dan cuenta de la realidad cuando la mirada del maltratador recae en una persona querida, como es un hijo, es cuando se percatan de la realidad. El final separación y desaparición de las personas, sin dejar rastro para evitar acoso, o lo que nuestra amiga puso de manifiesto, planchar, pero en vez de una camisa, la cabeza del susodicho CABROM.
    Feliz Viernes, perdona mis ausencias pero no puedo remediarlas, Bss a mi yugurina

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  9. Hola... Prometo no robarte mucho tiempo. Solo quiero compartir algo contigo. Soy María, tengo 14 años. Hace unos cuantos años escribí un libro, sobre la depresión durante la adolescencia. La verdad es algo súper importante para mi. Me gustaría pedirte de tu ayuda, quiero que la gente y los adolescentes con esta enfermedad (como yo) se identifiquen o no se sientas solos. Solo te quiero pedir que me ayudes a compartirlo por donde puedas, o que al menos te tomes unos cuantos para leer la introducción. Aquí te dejo el link de mi blog. http://detrasdemisonrisambc.blogspot.com Muchas gracias por tu tiempo. Bonito día. -María Bolio

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  10. Supongo que es lo normal pensar que a los que nos pegan, un día se nos hincharán los huevos y acabaremos con la persona en cuestión. Con el tiempo aprendes a que, doliendo de la misma forma, la indiferencia y que te vean prosperar les jode más que devolverles los golpes. Saludos.

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