Agudicé mis sentidos tras ver como te marchabas de mi vida. Una noche estaba a tu lado comentándote qué tal me había ido el día de Reyes y a la mañana siguiente asistía a tu funeral. No supe lo que era el dolor hasta que te perdí. Si hubiese estado allí, si tan solo me hubiese quedado un rato más quizás aún estarías aquí, preparándome tus ricas croquetas y regañando al gato por subirse a la encimera y meter el hocico en la sartén.
Recuerdo el teléfono sonar a las siete de la mañana y mi madre echar a llorar; aquella llamada no presagiaba nada bueno. Tres minutos después, y sin más explicación que la de "vístete", comencé el camino hacia tu despedida con la única compañía de mi sombra, esa mancha oscura que me hacía sentir más pequeña que de costumbre. Quería creer que se trataba de una broma macabra o que estaba dentro de una pesadilla de la cual no podía despertar.
Aquella escena me resultaba violenta y repetitiva; decenas de personas acuñadas en tu casa y dándome el pésame, ¡pero cómo se atreven! ¡No estás muerta! ¡Si hace un par de horas estaba contigo charlando tranquilamente y recibiendo tu regalo! Entré corriendo a la cocina con la ilusión de verte allí, en tu lugar favorito, pero no había nadie, sólo tu gato negro que parecía perder el aliento por momentos, de hecho, a los dos días cayó enfermo y simplemente desapareció. Me dirigí hacia el salón con la esperanza de que estuvieras echando una cabezada en el sofá mientras emitían en la televisión tu telenovela preferida, pero en su lugar encontré a mi abuelo echo un mar de lágrimas y rodeado de personas extrañas. Recuerdo que me quedé estupefacta. Salí de aquél sitio conteniendo las lágrimas en mis pestañas y disimulando que comenzaba a admitir la realidad. Ya no estabas.
Aquella escena me resultaba violenta y repetitiva; decenas de personas acuñadas en tu casa y dándome el pésame, ¡pero cómo se atreven! ¡No estás muerta! ¡Si hace un par de horas estaba contigo charlando tranquilamente y recibiendo tu regalo! Entré corriendo a la cocina con la ilusión de verte allí, en tu lugar favorito, pero no había nadie, sólo tu gato negro que parecía perder el aliento por momentos, de hecho, a los dos días cayó enfermo y simplemente desapareció. Me dirigí hacia el salón con la esperanza de que estuvieras echando una cabezada en el sofá mientras emitían en la televisión tu telenovela preferida, pero en su lugar encontré a mi abuelo echo un mar de lágrimas y rodeado de personas extrañas. Recuerdo que me quedé estupefacta. Salí de aquél sitio conteniendo las lágrimas en mis pestañas y disimulando que comenzaba a admitir la realidad. Ya no estabas.
Los días posteriores los pasé confundiendo a las abuelas de mis amigos contigo, no se parecían en nada a ti pero las veía de lejos y me imaginaba que eras tú, que venías para darme un abrazo y decirme que todo estaba bien. Te veía por todas partes; en la cola de la carnicería, esperando el autobús del imserso, caminando por el paseo marítimo e incluso en los telediarios que hablaban de la tercera edad. El duelo no se me estaba antojando fácil y mi mente tampoco es que ayudara, solo quería volver a abrazarte.
Ya han pasado siete años desde que me dejaste y sigo echándote de menos. En ocasiones te veo por el barrio hablando con tus amigas, aunque soy consciente de que es producto de mi imaginación, una alucinación que me sigue recordando que un día estuviste aquí. No hay día que no lamente el no haberte dicho lo que sentía en vida, no tuve tiempo para despedirme en condiciones, no sabía que te irías sin avisar.
A pesar de la distancia que nos separa, y a pesar de que ya sea demasiado tarde, quiero que sepas que te amo mucho y que no hay día que no me acuerde de ti. Fuiste como una segunda madre para mí; crecí en tu casa, almorzaba, merendaba y cenaba, me llevabas a la escuela, pasaba todas las tardes en tu casa (era como un sitio de reunión donde todos los familiares pasábamos largas horas allí metidos), siempre estaba en tu calle jugando con el resto de tus nietos y salías para decir "Tened cuidado con los coches y no habléis con desconocidos". Nunca imaginé que te fueses tan pronto. Aún se me ponen los ojos llorosos al recordarte, pero sé que allí arriba por fin eres totalmente feliz y que estás descansando en paz al ver la gran familia que has logrado construir, porque únicamente tú podías ser capaz de traer al mundo a una familia tan maravillosa como la mía.
Gracias por ser mi abuela y gracias por cuidar de todos nosotros allí donde quiera que estés.
Te entiendo muy bien cuando desaparece un ser querido , yo veía su imagen en cada esquina ,llegaba o no era ella o ya se había ido, durante cierto tiempo creo que no caminaba y deambulaba por los sitios, hasta pedía perdón porque chocaba por las calles, durante cierto tiempo parte de mi se fue con ella.
ResponderEliminarTu entrada llena de ternura y nostalgia me ha emocionado.
Besos.
Hola André.
EliminarCreo que todas las personas sentimos la misma sensación cuando se nos va un ser querido; esa soledad, ese mareo en la cabeza, el no querer reconocer la pérdida y el ver en los rostros de los demás el rostro de una parte de ti. Quería escribir a mi abuela porque nunca lo hice, quizás porque sabía que me echaría a llorar y no estaba preparada (y así ha sido). Pero creo que ella se merece más que nadie esta carta.
Gracias por pararte a leerla André.
Te mando un fuerte abrazo.
También he leído tu carta y también me ha emocionado, llena de amor y cariño. Se desprende de ella que querías mucho a tu abuela, por eso y con todo mi respeto, quisiera compartir contigo una promesa bíblica: “No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán”. (Juan 5:28, 29.) Cuando Jesús estuvo en la Tierra, mostró que él tiene el poder para resucitar a los muertos. Bajo su mandato como Rey celestial, Jesucristo resucitará a una innumerable cantidad de personas para que vivan aquí en la Tierra, pero en condiciones de paz y justicia (Hechos 24:15; 2 Pedro 3:13; Salmos 37:29) La esperanza de la resurrección ha resultado ser un verdadero consuelo para muchisimas personas. Deseo sinceramente que también pueda serlo para ti. Si deseas conocer mas profundamente esta esperanza, puedes contactar con algún testigo de Jehová de tu zona.
ResponderEliminarBueno, un abrazo de animo y admiración
Hola Anónimo, gracias por ese capítulo de la Biblia, aunque yo no soy creyente (sí cristiana, ya sabes, costumbre familiar). Pero sí que creo que en el sentimiento de vacío que te deja una persona querida cuando se marcha sin más.
EliminarOtro abrazo para ti, y mucha suerte en la vida ;)
Yo lo sentí con la marcha de mi abuelo paterno. Creo que como tu era mi primer enfrentamiento con la muerte. El desconcierto de una ausencia imprevista que te niegas a admitir. Pasan los años pero ese primer desencuentro se te queda grabado en el alma para siempre. Bienvenida al mundo de los mayores. Besos.
ResponderEliminarEso parece, me hago mayor; pero eso no quita que el próximo ser querido que se marche me vuelva a provocar la misma sensación que el primero, de hecho, desde aquél entonces tengo miedo a que otro familiar se marche sin avisar...
EliminarAy Melodie, me has hecho llorar. Preciosa y triste entrada.
ResponderEliminarBuenas noches Cecilia.
EliminarLo siento, pero quería dedicarle la entrada a mi abuela, es lo que siento. Yo también he llorado, pero no al leerla, sino mientras la escribía. Así es la vida.
Un besito, C.
M.
Sé por experiencia propia lo que se siente cuando alguien entrañable se va definitivamente pero ese dolor ha de ser el alimento que haga inolvidable al ser querido que seguirá vivo por siempre dentro de nosotros. Un beso.
ResponderEliminarAsí es Jota F.
EliminarGracias por tu bello comentario, amigo.
Te mando un fuerte abrazo desde la Costa del Sol.
M.
Es difícil hacerte a la idea de que nunca más verás a esa persona, yo perdí a mi abuela hace apenas un año y también le dediqué una entrada en mi blog, te invito a que la leas y, por su puesto a que comentes, tú y cualquiera que quiera hacerlo http://losimplesiempreesmejor.blogspot.com.es/2012/07/re-encarnacion.html
ResponderEliminarSaquemos una sonrisa bien grande por todas esas abuelas que nos siguen cuidando sin que las podamos ver
Por supuesto amiga, UNA SONRISA PARA TODAS ELLAS.
EliminarY gracias por pasarme tu entrada, la leeré ;)
Un abrazo peque.
Hola pequeñita, "Alli donde quiera que estés"
ResponderEliminarestá en tu corazón y late todos los días
dandote fuerzas y diciendote no
me llores ya estaremos juntas en donde
quieramos sentir y vivir juntas abrazadas
riendo y siendo feliz..
Recuerdala con amor y revive los
valores que ella te dejo, es la mejor
manera de sentirla lo mas cerquita tuyo...
Te dejo un besote...
Por supuesto, siempre me quedarán los recuerdos de una vida pasada junto a ella, y es lo que la mantiene en vida en mi corazón.
EliminarOtro besazo para ti, amiga Claribel.
M.
Uf muy triste relato, cuando a uno se le viene el recuerdo, siente no haberlo superado jamás :(... Un saludito!!!
ResponderEliminarExacto, ese es el sentimiento que tengo; siempre que recuerdo a mi abuela me echo a llorar, fue como mi segunda madre, prácticamente me crié en su casa.
EliminarOtro saludo para ti, Romy ;)
Profundo, emocionante...la vida misma...
ResponderEliminarTransmutar esa nostalgia por luz, agradecimiento por la familia que se creó gracias a ella y que ahora es tu tribu, porque en ti hay parte de su sabiduría, por la protección que te concede desde allá arriba, iluminándote...
Feliz día, una sonrisa y un abrazo que te acompañe un buen rato,
Gala
http://galahoogstraten.blogspot.com.es/
Hola Gala, muchas gracias por tu bonito mensaje.
EliminarTe mando otro abrazo para ti y mucha energía.
Un saludo ;)
Bufff!!! No puedo seguir.
ResponderEliminarI´m sorry Uladh jejejej
EliminarQue pases un buen día amigo ;)
Uff, me hiciste recordar a mi abuela. De repente la vida se vuelve un frenesí y me olvido de recordarla pero en los momentos de calma "regreso a mis orígenes" y allí está. Podría decir que me brindaste un breve momento de melancólica calma.
ResponderEliminarSaludos.
Buenas noches Andrés.
EliminarEspero que ese momento de melancolía te haya llevado a los mejores instantes con tu abuela.
Un fuerte abrazo, amigo.
Yo perdí a mi madre tras dos largos años de enfermedad. Creo que es mejor irse de repente, sin avisar. El desgaste psicológico de una enfermedad es devastador. Todas las pérdidas son dolorosas.
ResponderEliminarGran entrada llena de sentimiento. Me ha llegado.
Saludines
Mi más sentido pésame Hell.
EliminarY me alegro que te haya llegado al corazón este escrito que he dedicado a mi abuela.
Un besazo H.
M.
Palabras que llegan y me traen recuerdos entrañables también.
ResponderEliminarUn abrazo.
Otro abrazo para ti, Jorge.
EliminarSé feliz.
Uy que triste....todas las cosas que pasan.. :( ya me habia quedado por aca..te invito a que me visites... Un beso.
ResponderEliminarHola, buenos días Idolidia.
EliminarTriste pero como la vida misma, tenía la necesidad de hablar a mi abuela allí donde quiera que esté.
Un abrazo y gracias por quedarte ;)
Similares sentimientos los sentidos por mí ante la pérdida irreparable de los familiares más cercanos.
ResponderEliminarEn fin, la vida sigue y no queda otra que meterle para adelante. Aunque duela... Y siempre recordando a los que se nos adelantaron en el camino.
¡Saludos!
Entonces te doy mi pésame para ti también. Y como tu dices; la vida es así y para todos es igual, la gente va y viene, es ley de vida.
EliminarUn fuerte abrazo Juan.
M.
Sin palabras...
ResponderEliminarUn abrazo de alma.
Que realidad tan bien tiernamente expresada, cuanto amor¡¡¡
ResponderEliminarno tengo muy claro como llegue a tu casa, pero me quedo a disfrutarte y a aprender, maravilloso hogar virtual.
Invitada quedas a mi humilde morada
Besos ♥♥♥
Buenos días Romero.
EliminarEres bienvenido, me alegra que hayas encontrado mi hogar.
Suerte.
Si hermosa reflexión eres fantastica kisistes mucho a tu abuelita es duro y duele pero eyos siguen con nosotros yo acabo de perder a mi papá y no sabes como me siento apenas va para un año y me duele tanto te doy mi mas sentido pésame
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarMis condolencias por la pérdida de tu padre; debe de ser más doloroso que la pérdida de un abuelo/ a.
Espero que este próximo año que entra sea más feliz para ti.
Te mando un fuerte abrazo.
M.
Pfff.... He de decir que me has emocionado tanto... Hace solo unos meses también perdí a mi abuela y siempre se hace duro, tengas relación o no, estés cerca o lejos. Siempre se recuerda y se echa de menos. No se que tienen los abuelos o las abuelas... pero dejan algo roto en el alma, a pesar de que a veces nos enfademos con ellos o nos quejemos de sus tonterias... Cuanto se echan de menos esas palabras repetitivas de abuela... Gracias por hacerme recordar los buenos momentos que pase con mi abuela.
ResponderEliminarNo se si el relato es verdad o no, si es así siento lo de tu abuela. Habra que seguir recordandolas como las grandes mujeres que han sido.
Un saludo Melodie y gracias.