Viajero del espacio; tú que
exploras en solitario todos los recovecos del universo. Tú que te mueves entre
el silencio y la oscuridad adornados con un millar de bombillas. Viajero, dime por
qué no tienes miedo a la soledad absoluta. Dime qué es lo que te hace feliz
entre tanto espacio-tiempo. Siempre has navegado a contracorriente, totalmente
solo, no has necesitado ni la luz del sol para guiarte. Has esquivado
meteoritos y agujeros negros. Has evitado la gravedad de los planetas y la luz
ultravioleta de las estrellas. Viajero del espacio infinito; tú que has
descubierto tantas galaxias y aún permaneces impasible ante la majestuosidad de
lo eterno. Dime qué es lo que te da fuerzas para continuar tu ermitaño viaje.
Dime qué es lo que te motiva para seguir explorando el cosmos. Qué es lo
que persigues en tu búsqueda. Dime por qué todavía tienes la esperanza de
descubrir eso que tan desconocido es para ti y que con ansias deseas alcanzar.
Viajero de su cristalino reflejo; tú que te pierdes en su mirada aunque sus
ojos te miren sin anhelo. Tú que no apartas la vista de sus pupilas esperando
hallar un atisbo de reciprocidad. Amigo mío, dime por qué la buscas con tanta
ternura y paciencia si sabes que ella explora los recovecos de otro universo.
Tú que te reflejas en su mirada y ella aparta la vista. Dime por qué quieres
permanecer perdido en su iris en lugar de guiarte por el brillo de los tuyos.
Viajero del espacio infinito; tú que has descubierto tantas miradas y aún
permaneces perdido ante la majestuosidad de sus ojos prohibidos. Dime por qué.
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