Quemando mis entrañas con el fervor de tu respiración exhalé
tan fuerte que caí a tus pies en un mar de sudor. No pretendía desmayarme, las
fuerzas me fallaron, mi mente entró en éxtasis y mi cuerpo desvaneció. Soñé,
descansé, desperté y me volví a levantar con el mismo furor que la noche
anterior. Estaba enganchada a tu olor, atrapada por tus caricias y secuestrada
por tu voz. No era yo, una fiera indomable había surgido en mi interior. Una
vez más volví a clavar mis uñas en tu espalda y mis colmillos en tu cuello
sintiendo tu intenso dolor. Tu sangre recorría mis manos y mi boca se manchó
con tu sabor. Drogas, sexo y alcohol, hermosa depravación. Un sucio juego de dos. Tic, tac. El reloj avisó. Perdimos la noción del tiempo. La noche cayó. Agotada sucumbí entre
las mojadas sábanas de algodón. Era fuego lo que habíamos creado tú y yo en aquella
fría y solitaria habitación.
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jueves, 28 de abril de 2016
viernes, 15 de abril de 2016
MÁS SEXO
Más fácil. Más cercano. Como un aliento en la nuca que
estremece al más inhumano. Una caricia en el brazo. Un beso apasionado. Una
intensa mirada. Una amplia sonrisa que desprende entusiasmo. Más tierno. Más
sabio. Como un sueño llevado a cabo. De los pies a la cabeza. De la mano a la
cama. Un sorbo de placer que acaba en su regazo. Más tiempo. Más orgasmos. Como
una canción que perdura con el paso de los años. Un te amo. Un abrazo
enmascarado. El silencio se hizo eterno pero los cuerpos conversaban entre
destellos. Sudor y lágrimas. Un cigarrillo apagado. Un chicle mascado. Más real.
Más intenso. Como un mordisco en el labio que duele hasta abajo. Una gota de
sangre. Un gemido de placer. Una complicidad que sólo entre dos se puede comprender.
Más sexo. Más sudor. Dos almas perdidas entre sábanas que olvidan lo difícil
del amor. Un amanecer robado. Una carta escrita sin reparo. Una ausencia en la cama.
Un perfume impregnado con cuidado. Un momento apasionado que se despide dejando un recuerdo bonito pero amargo.