domingo, 13 de septiembre de 2015

VOLUNTAD


Despojándome de mis oscuros y baladíes pensamientos crucé el umbral de la aclamada felicidad, un camino arduo lleno de sinsabores y en ocasiones reavivado por momentos sosegados y eufóricos. No fue fácil conquistar la estabilidad emocional, pero lo divertido y satisfactorio se encuentra en superar las barreras que todos creían inviables, nada es comparable con el sentimiento que recorre toda tu efigie cuando demuestras que se equivocaban cuando decían que no lo lograrías. Yo no me dejé guiar por las personas que me rodeaban, de lo contrario, hoy sería esa mujer abatida e insegura de la que todos hablaban. Nadie reconoce tus méritos, sacrificios y virtudes, pero son los primeros en recordarte tus fracasos, carencias y debilidades con la intención de detener tu crecimiento personal motivados por el miedo de ver cómo evolucionas mientras ellos permanecen en el mismo escalón de la envidia y la resignación. Es obvio que no podemos depender de apoyos externos, tan solo nuestra voluntad y paciencia nos ayudará a obtener esos objetivos que tanto anhelamos.

domingo, 16 de agosto de 2015

SUEÑOS PREMONITORIOS

Hacía tiempo que no me sucedía, de hecho, en los últimos meses apenas alcanzaba a recordar lo que había soñado. Sueños premonitorios. Si bien es cierto que no reflejan la realidad de una forma transparente y literal, sí que aciertan en cierta medida los acontecimientos a corto plazo que están por suceder. 
Esta semana he tenido dos sueños diferentes en dos noches consecutivas relacionados con tres personas de mi pasado con las cuales no mantenía el contacto desde hace un par de años. La historia de ambos sueños eran similares; los tres llegaban a mi casa a modo de visita por el día de mi cumpleaños con el propósito de acabar con la distancia y dejar atrás las rencillas provocadas por situaciones de envidia, desconfianza y por involucrarme demasiado en relaciones ajenas. No le di mayor importancia, lo interpreté como una señal de que los echaba de menos, o al menos la bonita amistad mantenida en aquellos años... hasta el momento en que todo se fraguó y yo decidí echarlos de mi vida para evitar males mayores. Cuál ha sido mi sorpresa estos dos días atrás cuando estando ajetreada en mi trabajo y atendiendo a varios clientes aparecen los sujetos en cuestión en dos noches diferentes, y para más inri, ambos vestidos con la misma ropa que en mis sueños y con el mismo temblante. No supe reaccionar y continué con mis tareas laborales, eso sí, dándole vueltas a lo sucedido y preguntándome; ¿por qué aparecen estas dos personas que me son indiferentes, y sin embargo, no aparece la tercera en discordia con la que también soñé y a la que deseo ver desde hace tiempo? Siendo positiva, y teniendo en cuenta de que faltan siete días para mi cumpleaños, quizás el domingo que viene me lleve una grata sorpresa y estos sueños medio premonitorios medio abstractos tomen una forma más realista.
Mientras tanto, me pregunto, ¿lo que he soñado me quiere decir algo? ¿He de actuar en consecuencia o dejarlo pasar como una mera anécdota? Siento que no puedo quedarme sentada sin hacer nada, algo en mi interior me dice que he de reaccionar, pero ¿por qué?

miércoles, 27 de mayo de 2015

EXPECTATIVAS

Llega un momento en la vida en que la realidad te golpea con tanta fuerza que no puedes evadirla y sólo te queda la opción de aceptar que tus expectativas son demasiado altas. Uno siempre piensa que con paciencia, esfuerzo y buenas energías tarde o temprano alcanzará sus metas, sin embargo, a veces esos objetivos se alejan y parecen convertirse en una quimera. 
Idealizamos nuestro futuro a corto o medio plazo; creemos que un día llegaremos al trabajo y nos sorprenderán con un contrato indefinido bien remunerado porque han sabido valorar nuestra magnífica labor. Pensamos que ese cruce de miradas con una persona atractiva significa algo, que quizás le atraigamos y esté pensando lo mismo que nosotros, ¿si le saludo sin motivo creerá que soy idiota? 
Nos imaginamos una relación perfecta con nuestra pareja donde ambos estamos trabajando y gracias a ello podemos permitirnos vivir en un pisito acogedor con vistas al mar y comenzar a planificar la boda y los hijos que vendrán después. Nos montamos la película; un largometraje que transmite felicidad en casa escena, un guion que hace una década era factible pero que a día de hoy es casi una utopía. No tenemos trabajo. Esa persona seguramente esté comprometida o ni hable nuestro idioma. Nuestra relación de pareja parece estancada en el pasado; siempre pensando en las mismas metas pero sin alcanzar ninguna y con más edad en el carnet de identidad. Uno pensando en el bien común para avanzar y el otro mientras tanto pensando en mariposas verdes. Sí, ya lo sé, nadie dijo que ser adulto fuera fácil, pero hace unos años era más llevadero. A pesar de haber nacido en esa generación a la que le han echado un mal de ojo, sigo pensando que mis expectativas no son demasiado altas, aunque el destino se empeñe en complicarme las cosas. Supongo que algún día la suerte llamará a mi puerta para quedarse, y no para visitarme por temporadas. Yo continuaré con mis sonrisa y expectativas.

miércoles, 22 de abril de 2015

JUVENTUD

El día de hoy me huele a otoño de 1995, a pesar de que estemos a primavera de 2015. Será el cielo encapotado, el olor de la humedad en el ambiente, la brisa fresca que me acaricia mi nuca, la soledad en mi habitación o las margaritas rojas que se están marchitando en el balcón. No puedo explicar esta sensación que irrumpe en mis sentidos,  sólo sé que huelo a 1995.
Este pequeño déjà vu olfativo me mantiene inquieta. Quizás intente decirme algo, o tal vez quiera recordarme cuánto he cambiado desde entonces. De igual modo, sigo sin encontrar respuesta a este olor anodino que embriaga con fervor mi rutina diaria, y es que lleva toda la semana rondando por el ambiente. No importa el sitio ni el momento; él está ahí, pendiente de mí, intentando hacerme llegar un mensaje que no puedo ver ni escuchar, tan solo sentir en el silencio del bullicio.
He pensado que quizás las horas se me estén escapando de entre los dedos. He agotado veinte años de mi juventud, años que no se recuperan y que regresan a mi memoria para torturarme con sus recuerdos. Puede que no haya hecho un buen uso de esa etapa que está por cerrar, aunque lo más seguro es que no la haya aprovechado como es debido, sin embargo, eso no resta que haya aprendido en base a mis errores, sacrificios, decepciones y virtudes. He aprendido a aprender, pues quien cree que sabe mucho de todo en realidad sabe poco de nada. Está finalizando mi juventud y aún me queda por aprender todo de mucho. 

martes, 7 de abril de 2015

SIN RENCORES

La vida está llena de experiencias, todas constructivas pero no por ello positivas. Nadie dijo que madurar fuese fácil, pero tampoco podemos enfrentarnos a ella como si se tratase de una encrucijada. Todos hemos sufrido un desengaño amoroso, la pérdida de un ser querido, una discusión acalorada con nuestros padres, el rechazo de un grupo social, el menosprecio de un conocido y la decepción del que pensábamos que era nuestro mejor amigo. Momentos desagradables pero necesarios que nos enseñan a resolver conflictos; unos los resolveremos a base de llorar y aguantar el dolor, otros apoyándonos en el hombro de un amigo con un pensamiento más objetivo. En ocasiones simplemente llegaremos a la conclusión de que hay gente que no nos valoran, otras veces admitiremos nuestros propios errores. Pediremos perdón. Sabremos perdonar y dialogaremos con esa persona para solucionar el problema. Todo consiste en no huir, debemos ser fuertes aunque la situación nos supere. 
De nada sirve vivir con miedo, y mucho menos con odio, estas actitudes nos llevan a un malestar constante y nos impiden afrontar los problemas con sabiduría. Es mejor sentarse a hablar y saber perdonar que vivir con la sensación de qué hubiese pasado si hubiéramos hecho algo para intentar solucionarlo. La vida es demasiado corta para andarse con lamentaciones y reproches, somos un suspiro en el tiempo y tenemos que aprovechar la oportunidad que se nos ha dado.  No seamos esclavos de nuestra mente. Vivamos sin rencores.

martes, 17 de marzo de 2015

UN MIEMBRO MÁS

A veces lloro tu pérdida sin haberte perdido todavía. No imagino una vida sin ti. No soporto la idea de llegar a casa y que tú no estés ahí para recibirme. No quiero entrar en la cocina y sentir tu ausencia, tampoco quiero cocinar de más para saciar un estómago que ya no está. No tengo fuerzas para tumbarme en el sofá y no tenerte a mi lado rogándome caricias y besos. No puedo meter todas tus cosas en una caja de cartón y guardarla en la oscuridad del sótano. No quiero olvidar tu recuerdo.
Eres el único que no me juzga, que no me reprocha, que no me hace llorar, que no espera nada mí. Eres el único que me da sin recibir, que me hace sonreír, que me cura las heridas y que me adora sinfín. Nunca tienes un gesto feo ni das una palabra de más. Eres un ser especial, que olvida mis riñas y mi malhumor, que no le importa que le grite mientras no me aleje de su lado. 
Y sí, lo reconozco, no creo que encuentre a otro igual que tú. No existe. Tú me has conquistado en estos siete años de convivencia. Te he visto dar tus primeros pasos, he vivido contigo tus primeros empachos, tu primera vez, y tu paso de la adolescencia a la madurez en tan solo tres años. No hay quien te sustituya. Y es por ello que tengo miedo, quizás hayas llegado a la mitad de tu vida, quién sabe si vivirás un par de años más o un par de años menos, sólo sé que aún no has vivido mucho y ya te queda poco. Por eso quiero entregarte todo mi amor, que disfrutes de tu corta vida rodeado de mimos, juegos y largos paseos por el campo. Eres un miembro más de la familia al que cuidar, amar y respetar. Eres mi perro fiel.

jueves, 22 de enero de 2015

EMPLEADA EJEMPLAR

Hoy ha sido mi último día de trabajo. Tras seis meses de ensueño compaginando dos puestos laborales totalmente dispares, jardinera y dependienta, he de decir adiós. 

Mi etapa como pluriempleada ha finalizado injustamente. No han sabido valorarme como trabajadora en ninguna de las dos empresas, y ellos saben que soy la empleada perfecta, quizás la más disciplinada; puntual, simpática, con buena presencia, con saber estar, rápida, meticulosa, buena compañera, independiente, participativa y un sin fin de calificativos positivos que iban dirigidos hacia mi persona. No daban crédito a mi capacidad de levantarme a las siete de la mañana para trabajar como jardinera y llegar a casa a las once de la noche después de estar toda la tarde cargando ropa sobre mis hombros por toda la amplia tienda. Estaban orgullosos de tener una empleada como yo, o eso me decían. Los elogios me llovían en ambos empleos, tanto me llovían que acabé empapándome de la buena sensación que me transmitían mis jefes y compañeros, creí que el contrato indefinido sería para mí. Craso error. Al final resulté ser un número más; con mucho esfuerzo pero sin enchufe, y con implicación pero sin llegar a lamer culos no se alcanza el éxito. 
No puedo ocultar mi decepción. Di el doscientos por cien de mí mientras otros compañeros no daban ni el cincuenta por ciento. He tenido que ver cómo se escaqueaban mientras yo me comía todo el trabajo sin quejarme. He trabajado con gripe. He trabajado con lumbalgia. He trabajado con fiebre. He trabajado bajo el intenso sol de agosto. He trabajado bajo la lluvia. He trabajado siempre con ganas. Otros, que sólo tenían un trabajo, deseaban terminar su contrato. Algunos dependientes trataban mal a los clientes y ponían cara de asco. Algunos jardineros se emborrachaban y fumaban mientras se reían de mí por ser la única que se tomaba en serio su trabajo. Y por si esto fuera poco, a mí me acaba el contrato y a ellos los hacen fijos. Lo admito, estoy muy enfadada. 

A pesar de este varapalo que me ha dado la vida continúo viendo el vaso medio lleno. Me voy de ambos trabajos muy orgullosa de mi persona. Me voy con la cabeza bien alta y con la satisfacción de que todo lo he hecho realmente bien. Me he demostrado a mí misma que no necesito de la ayuda de nadie para alcanzar mis metas, he descubierto en mí una capacidad de superación que creía perdida. Mi propia familia estaba convencida de que no podría con los dos empleos, me decían que dejara uno de ellos, que dejara escapar una oportunidad. Sin embargo, fueron sus palabras de desánimo las que me motivaron para seguir adelante y lograr mi objetivo; quería demostrarles que se equivocaban. Les he demostrado que valgo más de lo que piensan.

Sigo opinando que todo pasa por algo. Lo sé. Estas empresas no estaban a mi altura. No soy yo quien pierde dos trabajos, son ellas las que pierden a una empleada ejemplar. Gracias a ellas hoy cuento con un currículum más amplio y variado, y lo que es mejor, he quedado libre para encontrar mi verdadero lugar en el mundo laboral. No he nacido para ser una más, he nacido para triunfar, y quizás ahora sea mi momento.

Hoy me acostaré con la sensación de haber perdido algo, pero siempre hay un mañana, eso es lo que importa.

martes, 13 de enero de 2015

AMBICIÓN

Crecí en un ambiente muy humilde. Durante toda mi vida mis padres me han inculcado el valor de la familia por encima de todo; dicen que los amigos van y vienen pero que la pareja y los hijos son para siempre. Me han mostrado la importancia de encontrar un trabajo honrado y estable, sin importar el cargo al que se ostente; en mi familia no se nos caen los anillos. No obstante, siempre he sentido que he nacido para aspirar a algo más, no estoy hecha para ser una simple empleada, quiero triunfar laboralmente y que mis éxitos profesionales coronen mi autoestima. Deseo fehacientemente mostrarle al mundo que he alcanzado y que voy a seguir alcanzando todas y cada una de las metas que me he propuesto y que me propondré a lo largo de mi existencia. No quiero soñar mi vida, quiero vivir mis sueños, quiero hacer realidad mi utopía más anhelada. Quiero ser una triunfadora. Soy una persona ambiciosa que jamás acepta un no por respuesta. Pienso que las cosas no son imposibles pero que sí pueden ser poco probables. Yo, a pesar de recibir comentarios peyorativos por parte de mis allegados (que en ocasiones pienso que la envidia les corroe por dentro y no desean mi bienestar), con esfuerzo y perseverancia estoy logrando el éxito que un día soñé y que creí improbable. Soy una mujer feliz, estoy orgullosa de mis logros alcanzados y seguiré sumando victorias en el haber de mi ambición. Si alguien te dice que no puedes hacer algo, ¡demuéstrale que se equivoca! Esa es mi inspiración.