martes, 17 de diciembre de 2013

EL AÑO QUE VIENE

Siempre ha sido una mujer optimista, una madre luchadora y una esposa inconformista, jamás ha perdido la sonrisa y siempre tiene unas palabras de ánimo para todo aquél que las necesite. Es una persona radiante, inteligente y muy especial. Lleva una vida muy humilde, dedicada a su familia y a su trabajo como cajera en un supermercado. Sin embargo, no siempre había sido así. 

En su juventud había gozado de privilegios; llegó a montar un imperio de la nada, se rodeó de altos cargos y regalaba billetes de quinientos euros como si se tratase de calderilla. Disfrutó al máximo de su dinero; coches de lujos, palacetes, viajes, fiestas, todo lo que un millonario puede permitirse y más. Creyendo que su fortuna seguiría creciendo gracias a la multitud de empresas que formó, olvidó lo más importante; ahorrar para las vacas flacas. Pronto su liquidez se vería sumergida en estafas, demandas e hipotecas. Se quedó sin nada, pero su sonrisa permanecía intacta en su mirada. Prometió a su persona resurgir de las cenizas y construir un nuevo imperio, pero aquella vez la vida no se lo pondría fácil. Durante años luchó a destajo por alcanzar lo que un día fue, pero todo eran malas noticias y estaba dejando pasar sus mejores años. Contra todo pronóstico optó por un plan B; formó una familia. Se casó con un humilde carpintero, tuvo dos hijos preciosos y acabó trabajando en un supermercado. No era lo que esperaba, pero era feliz con su nueva y diferente situación. 

Hasta el día de hoy, y con el optimismo aún arraigado a su ser, no había perdido la esperanza de regresar a sus raíces y así poder bendecir a su familia con una vida mejor. Seguía trabajando en la más absoluta intimidad, su propósito era recuperar su antiguo poder adquisitivo a través de juicios y demandas a proveedores y trabajadores, los cuáles en su día se aprovecharon de su buena voluntad. Había puesto toda su ilusión en el 2013, estaba confiada y daba por hecho que alcanzaría sus objetivos, pero nada más lejos de la realidad. Las sentencias fueron negativas. Pronto llegarían las demandas contra ella exigiéndole los gastos de abogados y procuradores. Su marido se quedó parado,  y a ella le había reducido la jornada con su respectivo sueldo. Jamás imaginó que llegaría al extremo de pedir ayuda a sus padres y amigos. Un día lo tuvo todo, y hoy no tiene nada. Únicamente le queda el amor de su familia y los agradecidos euros que recibe al mes. 

A pesar de las dificultades por las que ha tenido que atravesar durante sus últimos años, continúa manteniendo un pensamiento positivo y sigue confiando en su capacidad de superación. Está decidida en crear otro imperio para que su familia pueda conocer lo que un día fue y estén orgullosos de su persona, porque el último ciclo ha sido para olvidar, pero el año que viene...

lunes, 9 de diciembre de 2013


A LA ATT. DE POSITIVA DIMENSIÓN Mijas Costa, ADL
Málaga (España)

En Mijas Costa, a lunes 9 de diciembre de 2013.

No pretendo analizarte, aunque te encantaría. Te encantaría decirme que no acerté en nada, que sigues siendo esa persona impredecible, inalterable y misteriosa de la que todos hablan.
La incapacidad de aquellos que temían desafiarte te hacían sentir fuerte, impasible. Disfrutaste en todo momento de tu invulnerabilidad. Te alimentaste de la debilidad de tus renegados y adornaste tu vida con vanidad, sin embargo, las consecuencias de tu comportamiento te producía un gran vacío a largo plazo. Nadie era capaz de pulir ese diamante en bruto que permanecía incrustado bajo capas y capas de hormigón. Quisiste impedir tu caída al abismo enfundándote en una armadura, por lo creaste tu propia filosofía hedonista olvidando tu verdadero anhelo, la llegada de ese día en el que derriben el escudo que te protege en todas las batallas. Día tras día te enfrentabas a mentes demasiado simples, predecibles, monótonas, humanas al fin y al cabo, de las cuales no te suponía ningún esfuerzo salir airosa. No cambiabas de estrategia para solventar los conflictos y reías de tus hazañas poco enriquecedoras.

Tú, que tan segura estabas de ti misma ahora comienzas a dudar. Recuerdas porqué te enterraste viva en lo más profundo de aquella roca; huías de los verdaderos retos que te nutrían, los más dolorosos, esos mismos que de forma inconsciente, o no, echas de menos. 
No eres tan fuerte como piensas, no eres tan diferente como creen; compartes ese estado emocional que todos tenemos, miedo. Miedo a conocer algo más complejo que esos rumiantes a los que estás acostumbrada, miedo a no saber cambiar de táctica y que consigan despojarte de toda esa armadura que llevas incrustada en tus entrañas.  Temes perder tu orgullo y valentía, temes volver a ser débil.

Hasta hoy permanecías impune a la espera de una mente que lograra desnudar tus pensamientos, un ser inteligente que rozara suavemente tus más íntimos deseos.
Como una suave brisa que consigue penetrar por las ranuras de tu yelmo llegué yo, inesperada, activadora de tus miedos, dispuesta a desmontar tus sueños, tus barreras, vencerte en tu propio juego. Ahora no sabes defenderte, pero tampoco haces nada por vencerme. Estás perdiendo esta partida, y ebria de confusión dejas entrever tus cartas. Quieres respirar sin tener que tragar espinas envenenadas.

Tú, que anhelas ser libre. Yo, que encontré la llave para liberarte. Tu cuerpo se estremece. Sabes que ha llegado el momento. Te plantas frente al espejo. Te observas. Te analizas. Sueltas un par de lagrimitas de felicidad y gritas: ¡Sí, por fin soy capaz de amarme a mí misma! Sales por la puerta de casa con una gran sonrisa, y por primera vez en tu vida paseas acompañada de la mano de tu autoestima.

Positiva Dimensión