Necesito llorar lágrimas de tinta para así limpiar las entrañas que hoy componen este cuerpo mancillado por la desilusión y la rabia, no todo iba a ser perfecto. Soy consciente de que no vivo en los mundos de Yupi, es evidente que no siempre puedo ser optimista (tampoco pretendo serlo) pero a veces hay que poner un punto de cordura en ciertas situaciones para no caer en un abismo rumiante lleno de pensamientos inanes y febriles.
Es menester para mí mantener una idiosincrasia estable, de esta forma evito el someterme a continuas acusaciones sobre mi supuesta doble cara por el simple hecho de ser una persona más que siente y padece. ¡Señores, por favor... Que no soy de piedra! Hay circunstancias que superan mis expectativas y mi capacidad de superación, pero obviamente no me voy a estancar en ellas, intento darles un matiz grisáceo. Las tormentas no son tan oscuras como parecen, existen dentro de ellas grandes rayos de luz que iluminan sistemáticamente el entorno que las rodea, facilitan diferentes perspectivas que uno pueda tener respecto al fenómeno en cuestión, que llueva una semana no significa que también llueva a la próxima. No obstante, en estos momentos me toca observar la borrasca desde dentro de ella y con tristeza, quizás más tarde la vea refugiada y con otros ojos. Ahora quiero desahogarme y maldecir el vendaval que acecha mi integridad psicológica. Me gustaría claudicar, pero sé que no lo voy a hacer. La situación no es del todo irrevocable, en un futuro puede tener una solución fructífera para mí, pero sinceramente, me hastía todo lo que me queda de recorrido hasta llegar a la meta; un final que se predecía cerca y que ha resultado ser más luengo de lo que pensé en un principio.
Es menester para mí mantener una idiosincrasia estable, de esta forma evito el someterme a continuas acusaciones sobre mi supuesta doble cara por el simple hecho de ser una persona más que siente y padece. ¡Señores, por favor... Que no soy de piedra! Hay circunstancias que superan mis expectativas y mi capacidad de superación, pero obviamente no me voy a estancar en ellas, intento darles un matiz grisáceo. Las tormentas no son tan oscuras como parecen, existen dentro de ellas grandes rayos de luz que iluminan sistemáticamente el entorno que las rodea, facilitan diferentes perspectivas que uno pueda tener respecto al fenómeno en cuestión, que llueva una semana no significa que también llueva a la próxima. No obstante, en estos momentos me toca observar la borrasca desde dentro de ella y con tristeza, quizás más tarde la vea refugiada y con otros ojos. Ahora quiero desahogarme y maldecir el vendaval que acecha mi integridad psicológica. Me gustaría claudicar, pero sé que no lo voy a hacer. La situación no es del todo irrevocable, en un futuro puede tener una solución fructífera para mí, pero sinceramente, me hastía todo lo que me queda de recorrido hasta llegar a la meta; un final que se predecía cerca y que ha resultado ser más luengo de lo que pensé en un principio.
Desde mi vahído de pesimismo momentáneo espeto: ¡MENUDA PUTA MIERDA! ¡A TOMAR POR CULO TODO! ¡QUE LES PETEN! Después de estas soeces palabras, dedicadas a quién sabe qué, y tras haberme liberado intrínseca y extrínsecamente, he de dar paso a esa chica positiva que cada mes os expone alguna anécdota o noticia de interés social que os alegra un poco el día.
Gracias por vuestra fidelidad y gracias por aceptarme tal y como soy. Suerte a todos y no olvidéis que podéis caeros, pero es obligatorio levantarse. Un abrazo y a sed felices.