viernes, 29 de noviembre de 2024

EL MUNDO

El mundo se estropeó desde que ya no nos hablamos a la cara. Desde que una llamada es algo inusual y bloquear es el mejor escondite de los cobardes.

Perdió su color desde que responder rápido a un mensaje se considera de perdedor. Desde que clavar un visto es sinónimo de vencedor y cancelar una cita nos hace más interesantes.

El mundo cayó en decadencia desde que demostrar atención y admiración equivale a ser una persona de bajo valor. Desde que conquista el que menos da y más ghosting hace por parecer inalcanzable, por considerarse un reto que hay que lograr.

Perdió su esencia desde que ya no nos pedimos perdón. Desde que dejamos de expresarnos lo mucho que nos echamos de menos, por orgullo, por miedo a parecer el más débil.

El mundo se volvió vacuo desde que dejamos de mostrar nuestros sentimientos. Desde que se le tiene más miedo a la responsabilidad afectiva que a regalar tu cuerpo, tu energía.

El mundo.
Perdió contacto con el corazón desde que nos callamos nuestras ganas.

BRUJA


Que me llamen bruja,
si adivino lo que piensas, si presiento que me buscas pero a la vez te alejas.
Si percibo desde aquí el aroma de tu crema y los susurros en mi oído de tu último poema.

Que me llamen bruja,
por ser un alma vieja, por visitarte en tus sueños, mirarte en silencio y envolverme en tus caderas.
Por secuestrar tus pensamientos, hacerme dueña de ellos y llenar de mágicos recuerdos tu cabeza.

Que me llamen bruja,
si escucho cómo me llamas a través del tiempo y la distancia, sintiendo el cosquilleo de tu suave aliento en mi oreja.
Si cada vez que me miro en el espejo veo el reflejo de tus ojos pardos y tu tez morena.

¡Y que me llamen bruja!
Por manifestarme en cada uno de tus días, por convertirme en una prolongación de tu rabia, tu anhelo, tus deseos y tu tristeza.
Tú, me puedes llamar bruja, pues de mi blanca energía y mis rituales te estoy haciendo presa.

jueves, 18 de julio de 2024

SOLTAR

Cerré los ojos. Decidí rendirme y suspiré de alivio.

Siempre había nadado a contracorriente, sentía que debía alcanzar los sueños de la niña que un día fui. Sentía que se lo debía a ella; a esa pequeña llena de ilusiones.

Los años pasaban y por más entrega que invertía en todo aquello que me proponía la vida se encargaba de alejarme de mis objetivos, nunca alcanzaba mis metas. 

Dicen que lo único imposible es aquello que no intentas, pero a veces aún dejándote la piel y el alma no está para ti, no es tu destino. ¿No te das cuenta de que ahí no es? Los sueños de esa niña ya no eran los míos, se habían convertido en pesadillas.

Abrí los ojos. Decidí no frustrarme y sonreí al soltarlo todo. Estaba tan saturada que no me di cuenta de que vivía bloqueada, encadenada por mis sueños y metas.

Y sí, tiré la toalla, escogí descansar. Decidí vivir el presente y dejar mi pasado en paz. Necesitaba respirar.

miércoles, 17 de julio de 2024

AQUÍ ESTOY

Me perdí en el tiempo; entre los retales de tu recuerdo y el futuro más incierto.

Deambulé durante siglos por una oscuridad sibilina con la esperanza de encontrarte de nuevo, con el deseo de volver a reflejarme en aquellos ojos negros.

Viajé a través de diferentes épocas, salté continentes, me fui de nuestra madre Tierra, recorrí galaxias y, pese a mi empeño, no te encontré, estabas demasiado lejos.

Agotada, caí derrumbada, me rendí en un universo desconocido, sin aliento, sin fuerzas, sola ante el silencio y el miedo.

Te busqué durante un largo período a través de diferentes cuerpos, distintas vidas, dispares pensamientos, pero aquí me hallo aún, echando raíces en este lugar tan bello; volviéndome más sabia, sin dolor ni remordimiento, recopilando historias y dejando atrás el sufrimiento.

Me perdí en el tiempo, lugar y momento.
Decidí cesar mi búsqueda. Sentada aquí te espero. Más humana. Más madura. Más empática. Más mágica. Llena de valores y sueños. Más yo. Aquí estoy, preparada para que vengas a mi encuentro.

JUGUEMOS


Juguemos a fingir que tú no me piensas y yo no te sueño.
Fijamos que tú no recuerdas mi cuerpo ni yo tus ricos besos.
Hagamos como si no nos importáramos, como si nada hubiera pasado.

Disimulemos. Que no se note que aún nos tenemos deseo, 
que no se note que nos extrañamos desde lejos.
Juguemos. Olvidemos que un día nos admiramos, 
que parezca que fuimos algo efímero y mundano.

Finjamos. Ocultemos que nos tenemos en el recuerdo, 
que parezca que no nos duele, que no queremos otro encuentro.
Callémonos. Que el silencio sea nuestro verdugo y el vacío el dolor más intenso.
Juguemos a que tú no me sueñas y yo no te pienso.

Juguemos.