martes, 27 de mayo de 2014

Honestidad

La honestidad es un regalo muy caro, no lo esperes de la gente barata.

Las circunstancias provocan cambios imprevistos en nuestros esquemas, alteran nuestra visión del mundo y nos proponen nuevos desafíos que no nos hubiéramos planteado de no haberse dado dichas condiciones. En la amistad, como en el amor, surgen decisiones que pueden ponen en peligro la relación que tenemos con la otra persona. A veces debemos caminar con pies de plomo si no queremos perjudicar negativamente a ese ser querido que representa un pilar fundamental en nuestra vida, sin embargo, en otras ocasiones debemos utilizar nuestra artillería pesada de crudas realidades para eliminar la venda de los ojos de nuestro incrédulo amigo. El ser una persona honesta y transparente no asegura el ser bien recibido por los demás, ya que hay verdades cubiertas con espinas que pueden hacer mucho daño a corto plazo. El dilema reside en si debemos, o no, ser totalmente sinceros con ese amigo que busca nuestro consuelo en forma de preguntas para destapar los trapos sucios que cubren sus propias vidas, en cuyo caso se puede responder a través de tres opciones; ser sinceros y no andarse con rodeos, contar una mentira piadosa para no provocar lágrimas, o pasar del tema y decir que "a mí no me preguntes que no se nada". Yo pertenezco a la antigua escuela y siempre opto por la sinceridad pero midiendo cada una de mis palabras, siempre con educación y empatía. Cierto es que no siempre me ha ayudado mi extrema sinceridad, a veces he provocado indirectamente conflictos ajenos que han acabado por afectar mi relación afectiva. No obstante, prefiero hacer llorar con la verdad en lugar de hacer reír con la mentira, es por ello que mi conciencia hoy por hoy está tranquila y carece de remordimiento alguno. No me importa alejar a la gente a causa de mi honestidad, ellos se lo pierden porque no van a encontrar a una amiga igual que sea capaz de analizar sus historias, aportarle diferentes soluciones, sacarles una sonrisa con locuras y hacerlos reflexionar con las verdades. Me da igual tener pocos amigos, pero al menos sé que los que van quedando a mi lado saben apreciar mi amistad y jamás dudarán de mi palabra. La honestidad es el arma de los valientes, pero el talón de Aquiles de los cobardes y de las malas personas.    

14 comentarios :

  1. Sin duda eres una amiga envidiable. Adoptas la verdadera actitud, la sinceridad, pero con comprensión y apoyo, intentando restañar heridas no ahondar en ellas. Bravo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Buenos días mi querido Marcos!

      Sí, esa soy yo; una persona que ante todo impone la verdad antes que ocultarla entre mentiras piadosas que a la larga provocan dolor... Pero hay amigos que prefieren vivir en la mentira... ¡Ellos se lo pierden! Amigas como yo muy pocas...

      Eliminar
  2. Estoy de acuerdo con tu reflexión, nuestros amigos de verdad deben de ser los que nos comprenden y admiten tal como somos,
    La honestidad y la sinceridad son cualidades que debemos mantener siempre con nuestros verdaderos amigos.
    Un abrazo..

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Fraile :D

      Sí, la sinceridad es el regalo más preciado en la amistad, yo siempre voy de cara aunque no guste lo que digo, pero prefiero no callarme las cosas antes que ver como sufre la otra persona por mentiras.

      Otro abrazo para ti amigo.

      Eliminar
  3. Muy de acuerdo con lo que dices, prefiero ser sincera aunque duela, y que lo sean conmigo claro. Yo me considero una persona sincera, que al principio lo dice "suave" pensando todo, pero cuando la otra persona no pone de su parte a veces me paso de brusca...fallo mio!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Ya somos dos Vanesa! Yo siempre intento decir las cosas lo más suavemente posible, sin embargo, las circunstancias me llevan a ser directa y no andarme con rodeos. A pesar de que las verdades duelan tanto que prefieran tomarme por mentirosa o lianta, pero eso ya es problema de la otra persona. Hay quien prefiere desmantelar una verdad creyendo mentiras, prefieren reír con falsedades antes que llorar y madurar con la cruda realidad.

      Eliminar
  4. tu no conoces esa palabra jajaja

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Y lo dice uno que no se atreve ni a decir quién es? pa cagarse de risa

      Eliminar
  5. La sinceridad dentro de la amistad es para mí también, el no callar una afrenta para evitar una bronca. Si un amigo de verdad te la juega en un momento dado, si es algo que te afecta de forma importante, no hay que calalrlo, porque se enquista... y saldrá en el peor momento para acabar con esa amistad. Hay que decirlo de inmediato.
    "No me ha gustado eso que has dicho", "no me hace gracia eso que me llamaste", "No te creo, no me gustó tu actituda", etc..

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Touché!!!

      Eso mismo pienso yo, cuando algún amigo hace algo que no me gusta se lo digo a la cara sin andarme con rodeos, pero siempre manteniendo unos buenos modales para no provocar un conflicto innecesario. Ahora bien, cuando un amigo me cuenta sus problemas con la intención de buscar respuestas en mí, también soy sincera y digo lo que pienso y la información factible que sé aunque duela, ya que soy de las que opinan que no es conveniente vivir en la ignorancia.

      Eliminar
  6. Creo que la sinceridad puede ser medida en funcion de cuantos amigos uno tenga.
    Si son pocos, uno es sincero
    Si no tiene ni un amigo, se paso de la raya.
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. También tienes razón. Yo, a las personas que de verdad considero mis amigos los cuento con los dedos de una mano, y mejor así, ya que cuando te rodeas de mucha gente al final siempre hay un par que te clavan la puñalada por la espalda.

      Eliminar
  7. Excelente post, como siempre.Venía a saludarte, he andado unas semanas sin poder visitaros a todas. Besitos, buen fin de semana.

    ResponderEliminar